Hoy día está en peligro el hombre, la persona humana, la carne de Cristo, dice el
Papa
(RV).- (Con audio) Esta mañana, después de celebrar la Santa Misa en la capilla
de la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco recibió al Comité Ejecutivo de Caritas
Internationalis con su presidente, el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga,
S.D.B., arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, para la presentación de la Campaña contra
el Hambre que será lanzada próximamente.
El Santo Padre les agradeció el trabajo
que realizan y les pidió que tengan esperanza mirando hacia adelante. “Porque cuando
miramos atrás – dijo – siempre quedamos aprisionados por la dificultad de las tribulaciones,
los problemas y, bueno, esas cosas que suceden en la vida y que nos hacen sufrir”.
Y les dijo que “son la caricia de la Iglesia”.
Transcripción
del jesuita Guillermo Ortiz, Programas en español de Radio Vaticana:
¡Muchas
gracias! por lo que están haciendo, por el trabajo. Estoy contento que estén reunidos
y que tengan esperanza mirando adelante. Porque cuando miramos atrás siempre quedamos
aprisionados por la dificultad de las tribulaciones, los problemas. Bueno, esas cosas
que suceden en la vida y que nos hacen sufrir. Así que hay que mirar adelante como
ustedes.
Institucionalmente la Caritas es parte esencial de la Iglesia. Una
Iglesia sin la caridad no existe. Y la Caritas es la institución del amor de la Iglesia.
La Iglesia se hace institución en la Caritas. Por eso la Caritas tiene esa doble dimensión:
Una dimensión de acción; acción social entre comillas. Acción social en el sentido
más amplio de la palabra. Y una dimensión mística, es decir, metida en el corazón
de la Iglesia. La Caritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo. La caricia de la
Madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía.
La búsqueda de la verdad,
el estudio de la verdad católica es otra dimensión importante de la Iglesia que hacen
los teólogos. Después, se transforma en catequesis y llega. La Caritas es directa,
es el amor de la Madre Iglesia que se acerca, acaricia, ama. En este sentido, me permito
decirles que ustedes son los testigos primarios e institucionalizados del amor de
la Iglesia. Y desearles que puedan seguir haciendo esto. Y porque siento esta responsabilidad
de confirmarlos en este camino es por lo que quise recibirlos, que no se fueran de
Roma sin un dialogo con el obispo de Roma. Es decir, para confírmalos en la fe.
Bueno,
ahora me permito sugerir si alguien quiere hacer alguna pregunta. Tenemos un poquito
de tiempo.
El Cardenal Maradiaga expresa el agradecimiento y pide a los presidentes
de los 5 continentes que hablen para tener un pequeño diálogo. Hablan representantes
de Oceanía, Asia, África, Europa, América del Norte, América Latina y la región de
Medio Oriente.
El Papa Francisco responde:
Primero que todo les agradezco.
Respecto
a los panes y los peces quisiera agregar un matiz: no se multiplicaron, no, no es
verdad. Simplemente los panes no se acabaron. Como no se acabó la harina y el aceite
de la viuda. No se acabaron. Cuando uno dice multiplicar puede confundirse y creer
que hace magia, no. No, no, simplemente es tal la grandeza de Dios y del amor que
puso en nuestros corazones, que si queremos, lo que tenemos no se acaba. Mucha confianza
en esto.
Cuatro cosas me quedaron muy grabadas. Primero la crisis, segundo
la caricia, tercero el desarrollo y cuarto la espiritualidad. Y un apéndice que quisiera
añadir: los refugiados.
La crisis. Estamos viviendo una época de crisis muy
grave, muy grave. Y no es solamente una crisis económica. Ese es un aspecto. No es
solamente una crisis cultural, es otro aspecto. No es solamente una crisis de fe.
Es una crisis en la que el hombre es quien sufre las consecuencias de esa inestabilidad.
Hoy día está en peligro el hombre, la persona humana. Está en peligro la carne de
Cristo. Ojo que para nosotros toda persona y más si está marginada, si está enferma,
es la carne de Cristo. O sea que el trabajo de Caritas sobre todo es darse cuenta
de esto.
Hay un Midrash muy lindo, de un rabino del 1200 más o menos, Edad
Media, que cuenta la construcción de la historia di Babel. Y claro, a ellos les costaba
mucho hacer los ladrillos. Tenían que buscar el barro, amasarlo, poner la paja, armarlo,
cocinarlo. Entonces subían los ladrillos a la torre para hacerla más alta. Cuando
se caía un ladrillo era un drama, castigaban a quien lo había tirado, castigaban a
otro, era prácticamente un problema de Estado. Había costado tanto, era un tesoro
el ladrillo. Pero si se caía un obrero no pasaba nada.
Este Midrash refleja
lo que está pasando ahora. Hay desequilibrio en las inversiones financieras, gran
drama, gran reunión internacional, todos se mueven. Pero, se muere de hambre, se muere
de enfermedad la gente: Y bueno ¡que Dios te ayude!
Para mi este Midrash refleja
lo mejor. Nuestra civilización se ha confundido y en vez de hacer crecer la creación
para que el hombre sea más feliz y sea la mejor imagen de Dios (este es un mandato
que tenemos), hace crecer la creación y instaura, la palabra es dura, pero creo que
es exacta, la cultura del descarte. El que no sirve se descarta, a la basura. Los
niños, los ancianos con esa eutanasia encubierta que se esta usando y los más marginados.
Esa es la crisis que estamos viviendo. Uno de ustedes se refirió a la crisis y creo
que esta es la crisis más seria.
Segundo, la caricia: La imagen que me viene
es de tantas pinturas que hemos visto, de las mujeres socorriendo a los heridos de
una guerra. El campo de batalla, heridos, curar, curar, curar. Hay momentos donde
es tal la situación que simplemente hay que neutralizar el mal. Hay hambre: darle
de comer. Después vemos como lo promovemos. Pero la urgencia del momento, están heridos,
curarlos. Esta es una guerra cultural que deja muchos heridos al costado del camino.
Y la caricia de la madre Iglesia es curar. Pero, decimos “a este pobre hombre no lo
podemos promover”. Ahora curarlo, después vemos como lo promovemos. O sea, saber distinguir
las urgencias de las necesidades más radicales. Evidentemente que es más radical la
necesidad de promoción, es verdad. Pero acá hay alguien que se está muriendo. Hay
que darle los primeros auxilios. La caricia de la Madre Iglesia.
Y después
la caricia en la promoción. Caritas no es solamente para los primeros auxilios. Es
necesario. En tiempo de guerra y de crisis hay que curar a los heridos, hay que curar
a los enfermos, curar las consecuencias de tanta riqueza. Pero, también hay que promover.
En cuanto se puede, promover, pero primero arreglar esto. Claro uno va viendo lo que
tiene que hacer. ¡Es que se va mucho dinero en esto! Ojala se te vaya todo y tengamos
que rematar las iglesias para dar de comer a los pobres.
San Juan Crisóstomo
lo decía claro: “A qué vienes a adornar la Iglesia y no adornas el cuerpo de Cristo,
que está pasando hambre”. O sea la caricia. Para mí, la expresión más bella de la
caricia frente a una necesidad es la del buen samaritano que no dice: lo levantó,
lo llevó a la posada, pagó y se fue. ¡No! Le lavó las heridas, le curó las heridas,
después lo levantó y lo llevó y firmó un pagaré por lo que faltaba. Lavar las heridas
del momento.
La promoción: ¿cómo lograr el desarrollo de nuestros pueblos con
la promoción? Yo no sabría decirles los medios reales pero no hay que dejarla de lado.
Hay que hacer crecer la imagen de Dios en esta persona a la que uno va ayudando a
crecer.
Pienso en Don Bosco. Don Bosco se encontró en su parroquia, en su tierra,
en un momento de crisis, de mucha crisis, de mucha pobreza, un montón de chicos que
andaban por la calle por supuesto con hambre y aprendían los vicios y terminaban en
la delincuencia y cuando grandes quizá en la horca. El vio eso y dijo ¡no! Y empezó
con esa idea desde la escuela de artes y oficios y etcétera.
La visión de promoción
es dar un instrumento para que se puedan ganar la vida. Estos santos fueron clarividentes;
clarividentes en el uso de los medios de promoción. A veces pensamos: “hagamos una
universidad para los más marginados”, pero empecemos por darle un oficio para que
pueda trabajar. Después vamos a lo otro. Tenemos que tener esa sabiduría de la progresión
en la promoción. Para mi eso es clave.
Y hablando de la actualidad de Don Bosco,
nosotros en Buenos Aires tenemos muchas villas de emergencia, muchas villas, y trabajan
22 sacerdotes jóvenes en las villas. Son parroquias, cada villa es una parroquia.
Y ellos después de pensar qué hacer con la juventud, dijeron que lo mejor para hoy
día en los barrios periféricos es el método de Don Bosco. O sea esa visión de saber
encontrar lo viable en la promoción.
Y el cuarto es la espiritualidad de Caritas.
El fundamento de la espiritualidad de Caritas es el donarse a si mismo, salir de si
mismo, estar al servicio continuo de las personas que viven en situación de periferia.
Una espiritualidad que puede tener su inspiración en Mateo 25. Jesús, cuando lleguemos
allá, no nos va a decir: ¡te felicito!, ven, entra porque estudiaste tanto bien la
vida, sabes bien la teología, sabes esto, sabes aquello. ¡No! Eso esta muy bien. Pero
nos va a decir: ven, porque tuve hambre y me diste de comer, estuve en la cárcel y
me visitaste, estuve enfermo y viniste a curarme, estaba solo y me acompañaste. La
espiritualidad de Caritas es la espiritualidad de la ternura y nosotros hemos excluido
de la Iglesia la categoría de la ternura. A veces nuestra seriedad, entre comillas,
frente a la pastoral, nos llevó a perder esta categoría que es la maternalidad de
la Iglesia.
La iglesia es madre; fundamentalmente madre y esta categoría de
la ternura para mí es el eje al cual tiene que referirse la espiritualidad de Caritas.
Recuperar para la Iglesia la ternura. Por lo tanto la función de ustedes es bipolar:
por un lado ir a las periferias existenciales a ayudar, curar, promover y todo lo
que dijimos, y por otro lado llevar a la Iglesia, o sea traer a las comunidades de
ustedes a la iglesia, las diócesis, este sentimiento de ternura, que es más que un
sentimiento, es un valor, es uno de los rasgos que la Iglesia madre no puede perder.
La iglesia siempre entró en las desviaciones, en las sectas, en las herejías cuando
se puso demasiado seria, es decir, cuando se olvidó de la caricia y de la ternura.
Para mí la espiritualidad de Caritas va por ese lado.
Finalmente los refugiados.
Los refugiados son un drama y hay que acompañarlos. Pensar que en Siria, en este momento,
salen de Siria al Líbano, creo que han pasado más de un millón. Gente que viene del
Irán, entró en Siria y pasó al Líbano. ¡Gente que ha dejado todo!, que están en la
calle. Bueno, eso lo menciono porque es un ejemplo fundamental. Pero, en todos nuestros
países hay refugiados, hay gente que entró de contrabando, que no tiene documentos;
o gente que es aprovechada para el trabajo esclavo, que le quitan el pasaporte y lo
hacen trabajar como esclavo. Bueno ahí, mucha presencia de ternura de la Iglesia.
Bueno
dijimos que hasta las 10 y son las 10. Así que les agradezco lo que hacen, en serio.
Enséñennos a todos, sean testigos de la ternura de la Santa Madre Iglesia. ¡Gracias!
Y
ahora antes de saludarlos uno por uno, voy a pedirle al Señor que los bendiga. Por
intercesión de Santa María, siempre virgen y el glorioso patriarca San José, Santa
Teresita del Niño Jesús, de la beata Teresa de Calcuta, los bendiga Dios todopoderoso,
el Padre y el Hijo y Espíritu Santo.