2013-05-11 17:32:27

En la Iglesia Nacional Argentina de Roma se conmemora a la Virgen de Luján


(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 El pasado 8 de mayo la Iglesia argentina celebró el 126° aniversario de la Coronación por parte del Papa León XIII de su Patrona, la Virgen de Luján, de la que el Papa Francisco es muy devoto. Durante la Audiencia general de este miércoles, una réplica en madera de la estatua fue colocada junto a la cátedra papal, para expresar la cercanía espiritual del Obispo de Roma a sus millones de compatriotas que en estos días como cada año se dirigen en peregrinación al Santuario mariano argentino.

Este sábado en la Iglesia Nacional Argentina de Roma se conmemoró también a la Virgen de Luján. El Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, cardenal Leonardo Sandri, concelebró con los sacerdotes argentinos presentes en Roma.

“En la fiesta de la Virgen de Luján deseamos confiar a su intercesión en primer lugar a nuestro compatriota quien, hace dos meses, fue llamado a ser el Padre de la Iglesia universal, a nuestro queridísimo Papa Francisco. Confiamos a la Virgen nuestra patria, particularmente le encomendamos a los pobres y a los que sufren, a los enfermos, a las víctimas de dramas familiares, a los que no tienen trabajo o padecen exclusión social”, dijo el cardenal Sandri en su homilía.

Por ello el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales invitó a no dudar en acudir a Ella como Madre que intercede incansablemente por cada uno de nosotros. “María pide a Jesús ante todo que sepamos leer nuestra historia personal y comunitaria con los ojos de la fe en Dios, como escuchamos en el texto de Pablo. El Apóstol bendice a Dios porque ha pensado en nosotros y nos ha amado desde siempre, no con un amor teórico sino con un amor concreto que tocamos con mano en la redención que nos ofreció en su Hijo. Como agua purísima que sacia nuestra sed, "la riqueza de su gracia se ha volcado abundantemente sobre nosotros... haciéndonos herederos y predestinados a ser alabanza de su gloria" (vs 7-8 y 11-12). Nuestra vida es alabanza de Dios no porque la vivimos encerrados en nosotros mismos, sino porque escuchamos, acogemos y servimos a los demás”.

(Raúl Cabrera – RV).







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