Que la Iglesia sea liberada de moralismos e ideologías, Francisco en su homilía de
ayer
(RV).- (Con audio) Hay que escuchar la Palabra de Dios con humildad porque es palabra
de amor, y sólo así entra en el corazón y cambia la vida. Es la síntesis de la homilía
del Papa Francisco durante la misa que celebró el viernes 19 de abril por la mañana
en la pequeña capilla de la Casa Santa Marta donde reside. En esta ocasión participaron
los empleados de la Tipografía Vaticana y del periódico de la Santa Sede, l’Osservatore
Romano.
La conversión de San Pablo y el discurso de Jesús en la Sinagoga
de Cafarnaúm fueron las lecturas bíblicas del día, que el Papa destacó en su homilía
centrándola en la figura de Jesús que habla: habla a Saulo que lo persigue, habla
a Ananías, llamado a acoger a Saulo, y habla también a los doctores de la ley, a
quienes les dice que quien no come su carne y no bebe su sangre, no será salvado.
La voz de Jesús – afirmó el Papa Francisco – “pasa por nuestra mente y
va al corazón. Porque Jesús busca nuestra conversión”. Pablo y Ananías responden con
perplejidad, pero con el corazón abierto. Los doctores de la ley responden de otra
manera, discutiendo entre ellos y contestando duramente las palabras de Jesús:
“Pablo y Ananías
responden como los grandes de la historia de la salvación, como Jeremías e Isaías.
También Moisés tuvo sus dificultades: ‘Pero, Señor, yo no sé hablar, ¿cómo iré a decir
esto a los egipcios?’. Y María: ‘Pero, Señor, ¡yo no estoy casada!’. Es la respuesta
de la humildad, de aquel que recibe la Palabra de Dios con el corazón. En cambio,
los doctores responden sólo con la cabeza. No saben que la Palabra de Dios va al corazón,
no saben de conversión”.
El Papa explicó asimismo quiénes son los que
responden sólo con la cabeza:
“Son los grandes
ideólogos. La Palabra de Jesús va al corazón porque es Palabra de amor, es palabra
bella y lleva al amor, nos hace amar. Estos cortan el camino del amor: los ideólogos.
Y también el de la belleza. Y se pusieron a discutir ásperamente entre ellos: ‘¿Cómo
puede éste darnos de comer su carne?’. ¡Todo un problema de intelecto! Y cuando entra
la ideología en la Iglesia, cuando entra la ideología en la inteligencia del Evangelio,
no se entiende nada”.
Son – dijo – los que caminan sólo “por el camino
del deber”: es el moralismo de cuantos pretenden realizar del Evangelio sólo lo que
entienden con la cabeza. No están en el “camino de la conversión, esa conversión a
la que nos invita Jesús”:
“Y estos, por el
camino del deber, cargan todo sobre las espaldas de los fieles. Los ideólogos falsifican
el Evangelio. Toda interpretación ideológica, independientemente de donde venga –
de una parte o de otra – es una falsificación del Evangelio. Y estos ideólogos –
lo hemos visto en la historia de la Iglesia – terminan por ser, se convierten en intelectuales
sin talento, eticistas sin bondad. Y no hablemos de belleza, porque no entienden nada”.
“En cambio – dijo al concluir el Santo Padre Francisco – el camino del
amor, el camino del Evangelio, es sencillo: es el camino que han comprendido los santos”:
“¡Los santos son
aquellos que llevan la Iglesia adelante! El camino de la conversión, el camino de
la humildad, del amor, del corazón, el camino de la belleza… Oremos hoy al Señor por
la Iglesia: que el Señor la libere de cualquier interpretación ideológica y abra el
corazón de la Iglesia, de nuestra Madre Iglesia, al Evangelio sencillo, a ese Evangelio
puro que nos habla de amor, que lleva al amor y ¡es tan bello! Y también nos hace
bellos, a nosotros, con la belleza de la santidad. ¡Oremos hoy por la Iglesia!”.