2013-04-11 14:04:40

Obispos bolivianos en asamblea


(RV).- Este 11 de abril inicia la 95 asamblea de los obispos de Bolivia, para ello el secretario general del episcopado pidió a la población acompañar con sus oraciones el desarrollo de este encuentro. “Nuestra mirada a las situaciones que acontecen en la realidad no es una análisis político es una reflexión hecha con una mirada de fe a la luz del evangelio”, señalo Mons. Eugenio Scarpellini, al comentar los temas de esta 95 asamblea de la iglesia que contemplan la revisión del documento en construcción sobre líneas pastorales en comunicación social en Bolivia. Al respecto agregó que una iglesia misionera “si o si” tiene que comunicar la verdad, comunicar los valores y ser guía en la formación de conciencia en la sociedad. La agenda prevé encuentro con los seminaristas, la vida consagrada y celebraciones importantes como el cuarto aniversario de la misión permanente, 14 de abril. Además se continuará el proceso preparatorio hacia el sexto congreso nacional de misiones y el segundo congreso eucarístico.

Palabras de saludo de Mons. Oscar Aparicio, Presidente de la CEB, y de Mons. Giambattita Diquattro, Nuncio Apostólico de Bolivia, pronunciadas en el acto inaugural de la XCV Asamblea Plenaria de los Obispos de Bolivia. Cochabamba, 11 de abril de 2013

¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, Aleluya!

Este anuncio que nace de la experiencia pascual de los primeros testigos, ha sido la proclamación que a lo largo de los siglos ha animado a los creyentes en su peregrinar por este mundo. Queridos hermanos en el episcopado y todos los presentes, he querido comenzar este saludo haciéndome eco de aquel primer anuncio pascual, porque somos, también nosotros, testigos de que ese acontecimiento da vigor a la Iglesia y valentía a los cristianos. Permítanme saludar y agradecer de manera especial a nuestro querido Cardenal Julio Terrazas, auténtico testigo de la fe, quien ha presidido durante tantos años la Conferencia Episcopal Boliviana de forma tan competente, elocuente y ejemplar y lo sigue haciendo ahora como presidente honorario. Apreciado Mons. Julio, nuestro reiterado agradecimiento por toda su labor de servicio que no sólo es un ejemplo a seguir, sino que nos anima a seguir acompañando el camino de fe de nuestra Iglesia en Bolivia. Saludo a su excelencia Mons. Giambattista Diquattro, Nuncio Apostólico de su Santidad en Bolivia, su presencia nos ayuda a sentir una cercanía de comunión con el Santo Padre, el Papa Francisco, y nos anima también a trabajar por la unidad de la Iglesia. El Santo Padre no solo nos ha hecho llegar el anuncio de un Dios cercano que actúa y salva, sino que también nos ha alegrado el corazón y el espíritu de una manera desbordante. Señor Nuncio, le ruego haga llegar al Santo Padre, nuestra filial adhesión y nuestro gozo por su elección como sucesor de Pedro. Oramos por él como nos lo ha pedido. Saludo también especialmente a los nuevos obispos electos: Mons. Percy Galván y Mons. Eugenio Coter y a los recientemente ordenados: Mons. René Leigue y Mons. Roberto Flock; su elección es una prueba de cómo Dios va conduciendo a su Iglesia suscitando pastores según su corazón. Los animo, en este inicio de su ministerio episcopal, a ir construyendo una Iglesia en Bolivia capaz de responder a los desafíos de hoy. No quiero además quedar indiferente con los hermanos obispos que han recibido nuevas responsabilidades: Mons. Jesús Juárez que fue nombrado Arzobispo de Sucre y Mons. Fernando Bascopé, Administrador Apostólico de la Diócesis de El Alto, sientan nuestra cercanía y apoyo y sepan que este camino no lo hacen solos. Además debo expresar un profundo agradecimiento y reconocimiento a nuestros hermanos: Jesús Pérez, Luís Morgan Casey y Toribio Ticona, en ellos, a todos los Obispos que han dado su vida sirviendo a este pueblo. Pido por todos y cada uno de nuestros hermanos, sobre todo, por los enfermos y los que nos han precedido en la fe y viven ya en la Casa del Padre. A todos y cada uno de ustedes, hermanos en el episcopado, los animo a seguir sirviendo con fidelidad a la grey que nos ha sido encomendada por Dios. Por otro lado, queridos hermanos, estamos siendo testigos de verdaderos procesos de cambio, a nivel internacional y nacional. Somos actores de esta historia y por eso no podemos estar indiferentes a los signos de los tiempos. Tengamos siempre la certeza de que Dios va interviniendo en cada uno de los acontecimientos que vamos viviendo. Es Dios el que gobierna nuestras vidas, a Él le debemos todo, es Él que nos ha dado en su Único Hijo al Único Redentor, solo en Él y por Él alcanzaremos la verdadera salvación. Sabemos además que si Dios es dueño de la vida, defenderla y respetarla significa ser fieles y consecuentes con su Plan de Salvación, incluso confiamos en que la muerte encuentra sentido sólo en Él.

Dice el Señor: ¡La paz esté con ustedes!

En las reiteradas apariciones de Jesucristo Resucitado, ha dado a sus discípulos este saludo, que contiene un llamado a que trabajemos con todas nuestras fuerzas para hacer presente este preciado don en cada una de las realidades humanas. Estoy consciente de que ninguna razón justifica que se atente contra la paz ni en el mundo ni en Bolivia. No asumir esta tarea significa ir en contra de los derechos de la persona. Por eso debemos comprometernos todos a defender la paz de las naciones y los pueblos sabiendo que dicha defensa implica además defensa de la vida y coherencia con el testimonio cristiano. Estoy pensando en este momento en las amenazas a la paz mundial que llegan desde Corea y otras partes del mundo o en los conflictos sociales que nos preocupan en el camino a Copacabana y otros lugares de Bolivia, para los que deseamos verdaderas soluciones de justicia, las únicas que traen la deseada paz. Como Iglesia en Bolivia hemos mostrado siempre cercanía con todos los sectores de nuestra sociedad. En los últimos meses dicha cercanía se ha manifestado concretamente con nuestros hermanos del TIPNIS. Buscando siempre la verdad, sobre todo, se han publicado los resultados del informe sobre las consultas, hechas juntamente con Derechos Humanos, este signo responde a la misión de la Iglesia de estar cercana a los que sufren y de dar testimonio de la verdad. En esta misma línea seguiremos trabajando, como siempre, por el desarrollo de nuestros hermanos indígenas y los más desfavorecidos de nuestro pueblo, a pesar de las amenazas y ataques que esta opción por la verdad y la justicia nos está ocasionando. Nunca debemos ir por el camino de la discordia y el enfrentamiento, debemos ser siempre personas de diálogo que busquen soluciones razonables. Es, por ejemplo, la actitud que debe estar a la base de la búsqueda de soluciones a nuestro enclaustramiento marítimo, que resume el anhelo de todos los bolivianos, que ven en esta demanda histórica una justa aspiración. Acontecimientos recientes en nuestro país nos llevan a reflexionar sobre la importancia que tiene para la convivencia de las personas y naciones contar con un poder judicial independiente y fiable. Como afirmamos en nuestra Carta Pastoral, "Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia de esperanza y compromiso". "En nuestro país está vigente el Estado de Derecho, por tanto las leyes deben ser instrumentos indispensables para normar la convivencia justa y armoniosa al servicio del bien común". Desde esta Asamblea, como pastores de la Iglesia en Bolivia, manifestamos nuestra cercanía, solidaridad y oración con los que están sufriendo víctimas de las lluvias y otros desastres naturales, en la hermana República de Argentina y entre nosotros. Hemos sido testigos en estos últimos meses de acontecimientos eclesiales de profunda relevancia a nivel mundial. La sorpresiva renuncia de Benedicto XVI, signo ejemplar de profunda humildad y de amor a la Iglesia y la convocatoria del Cónclave en el que los Cardenales, guiados por el Espíritu Santo, han elegido al nuevo Papa, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, que ha sido recibido con gran alegría por toda la Iglesia y de modo especial por los fieles latinoamericanos. Hemos estado presentes, como Iglesia de Bolivia, en estos acontecimientos, a través de nuestro Cardenal, Julio Terrazas, quien nos trae hoy los saludos personales del Santo Padre. Estoy seguro que el aporte que dará a la Iglesia el Papa Francisco será de indiscutible valor, ya que será capaz de trasmitir toda la riqueza de una Iglesia en Latinoamérica que ha ido a lo largo de los siglos trazando un camino de fe particular con características y rostro propio. Seguramente que esta elección debe ser también un estímulo para profundizar más aún nuestro camino de fe y una gran responsabilidad ante la Iglesia universal.

Vayan y anuncien el Evangelio

En esta Asamblea trataremos temas de mucha importancia pastoral en la línea de dar un nuevo impulso a la Misión Permanente. Aprobaremos nuevas líneas pastorales para orientar nuestra presencia como Iglesia en los Medios de Comunicación, así como comenzaremos a dar forma a los nuevos Enfoques y Directrices que guiarán nuestra actividad en los próximos cinco años. Nos encontraremos con la vida religiosa, con cuya presencia, tantos trabajos y frutos pastorales y de tipo social tenemos que agradecer en nuestra Iglesia. También se están definiendo las tareas pastorales concretas que, dentro del marco del Año de la Fe, nos irán haciendo ser una Iglesia más misionera: recuperación de la importancia del anuncio del Kerygma, a través de la metodología del Curso Alpha, elaboración de materiales catequéticos para mejorar la dimensión formativa de nuestra pastoral e impulsar la transformación de nuestras parroquias en parroquias misioneras, la Jornada Mundial de la Juventud, encuentro de los jóvenes con el Papa Francisco en Rio de Janeiro y el próximo Congreso Misionero Nacional. También anunciaremos, el próximo Domingo, la celebración del V Congreso Eucarístico que tendrá lugar, con la ayuda del Señor, el año 2015 en Tarija.

Ponemos nuestro caminar de Iglesia en Bolivia y esta Nonagésima quinta Asamblea de los obispos bajo la intercesión de nuestra Madre la Virgen María, primera testigo de Cristo. Que ella nos ayude a vivir siempre cada acontecimiento a la luz de la fe.

Muchas gracias.
Cochabamba, Abril 2013

Mons. Oscar Aparicio C. Presidente Conferencia Episcopal Boliviana


Palabras de Mons. Giambattista Diquattro
a la XCV Asamblea General de la CEB
(Cochabamba, 11 de abril de 2013)

La nonagésimo quinta Asamblea General de la Conferencia Episcopal se reúne en estos días de un renovado compromiso de la misión y de fortalecimiento de la evangelización, al cual nos llama el inicio del Ministerio Pastoral del Santo Padre Francisco.

Al trasmitir su saludo, la seguridad de su oración y su bendición, expreso profundo agradecimiento y sincera admiración por las numerosas y concordes Liturgias, iniciativas y actividades con las cuales ustedes, Excmos. Obispos y el Santo Pueblo de Dios en Bolivia, en sintonía de sentimientos y en comunión de gracia han querido ofrecer para agradecer al Señor por el don precioso de la Persona y del Magisterio del Papa Benedicto XVI; han invocado la divina presencia del Paráclito para orientar la decisión de los Padres Cardenales en el Cónclave; y han acompañado los primeros pasos del nuevo Sumo Pontífice Francisco con gran alegría, filial cariño y agradecida oración. La expresión participativa de Bolivia en tal culminante momento histórico se ha manifestado con la presencia en los actos decisivos de esta etapa trascendental, del Emmo. Card. Julio Terrazas Sandoval en cuyo corazón de Pastor estaba incluido el corazón de la Iglesia Boliviana. Bolivia agradece al Papa Benedicto XVI por la Ordenación Episcopal, en estos últimos meses, de los Excmos. Mons. René Leigue Cesari y Mons. Roberto H. Flock, el nombramiento de Mons. Jesús Juárez Párraga S.D.B. en la sede de Sucre y la elevación a la plenitud del sacerdocio de los Rvmos. Percy Galván Flores y Eugenio Coter. Es ésta una ocasión propicia para reiterar felicitaciones y asegurar oraciones. Con respetuoso saludo quiero recordar el Ministerio Pastoral de los Pastores de los cuales, en el último semestre, el Santo Padre ha aceptado las dimisiones al cumplimiento de los 75 años de edad, y a los cuales ha hecho llegar un sentido, cordial y afectuoso agradecimiento por su Ministerio conducido con la Sabiduría propia de los Sucesores de los Apóstoles, la constancia de consagrados elegidos por el Espíritu Santo y protegidos por su acción, con la bondad de aquel Bel Pastor que es el icono de todo servicio a la Iglesia. Quiero en particular mencionar muy respetuosamente a los Excmos. Monseñores Jesús Pérez Rodríguez O.F.M., Toribio Ticona y Luis Morgan Casey. El Papa Benedicto XVI nos ha dejado, como ha dicho el Papa Francisco: “su magisterio, su bondad, su dirección, su fe, su humildad y su mansedumbre… que seguirán siendo un patrimonio espiritual para todos. El ministerio petrino, vivido con total dedicación, ha tenido en él un intérprete sabio y humilde, con los ojos siempre fijos en Cristo, Cristo resucitado, presente y vivo en la Eucaristía”. El Papa Francisco ha subrayado que comienza su Ministerio preocupándose con toda la Iglesia del bien de todo hombre en esta tierra. Y evocando los motivos por los que eligió su nombre, ha subrayado que uno de los primeros es el amor que Francisco tenía por los pobres. Y ha afirmado que según el ejemplo de Francisco de Asís, la Iglesia ha tratado siempre de cuidar, proteger en todos los rincones de la tierra a los que sufren por la indigencia, así como se puede constatar en la generosa obra de aquellos cristianos que se esfuerzan por ayudar a los enfermos, a los huérfanos, a quienes no tienen hogar y a todos los marginados, y que, de este modo, trabajan para construir una sociedad más humana y más justa. El Papa Francisco nos ha recordado que la celebración del Año de la Fe abre nuestros ojos ante otra pobreza: la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también a los Países considerados más ricos. Es lo que… el querido y venerado Papa Benedicto XVI, llama la «dictadura del relativismo», que deja a cada uno como medida de sí mismo y pone en peligro la convivencia entre los hombres. El Santo Padre ha explicado así que la segunda razón de su nombre, Francisco de Asís, nos dice: Esforzarse en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra. Y mientras el Papa manifestaba el deseo que el diálogo… ayude a construir puentes entre todos los hombres, de modo que cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acogerlo y abrazarlo… Recordaba que en esta tarea es fundamental también el papel de la religión. En efecto, no se pueden construir puentes entre los hombres olvidándose de Dios. Pero también es cierto lo contrario: no se pueden vivir auténticas relaciones con Dios ignorando a los demás. Por eso, es importante intensificar el diálogo entre las distintas religiones… es importante intensificar la relación con los no creyentes. La lucha contra la pobreza, tanto material como espiritual; edificar la paz y construir puentes, son pues los puntos de referencia del camino de la fe y de la Iglesia. A este camino emprendido por el Santo Pueblo de Dios en el mundo y en Bolivia se dedicará esta Nonagésimo quinta Asamblea General, mientras a la Virgen María de Copacabana se dirige la oración, el agradecimiento y el cariño constante de todos nosotros sus hijos.

(RC-RV)









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