2013-04-02 12:49:08

Lágrimas Enjugadas


REFLEXIONES EN FRONTERA
jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- (Audio) RealAudioMP3 La imagen de hoy son las lágrimas caudalosamente enjugadas por la alegría. La Magdalena lloraba junto a la tumba donde el cadáver de Jesús ahora tampoco estaba. No solamente habían asesinado a aquel que la reencendió de amor y de esperanza. Tampoco estaba su cuerpo en la tumba abierta y vacía.

Lloraba por fuera y dentro su pena inconsolable, como todos los que conocieron a Jesús de Nazaret y habían creído que era el Hijo de Dios y que ahora están desechos, rotos, destruidos por su apresamiento, tortura, condena y ejecución en la cruz.

El dolor es más fuerte cuando es más grande el amor, la esperanza. La injusticia, el poder del mal, crecen y parecen imposibles de vencer. Se anega el alma de impotencia, de pena.
Por eso las palabras conocidas y vivas de Jesús que la nombra por su nombre propio, despiertan a María Magdalena a una realidad sorprendente, desconocida, distinta. Jesús ha resucitado. Sus lágrimas ya no serán más de pena sino de gozo.

A pesar de haber caminado siempre en otro sentido, la verdadera noticia, es que María Magdalena no se cerró a la novedad, a la sorpresa que Dios trajo a su vida y creyó y respondió a lo que Jesús le pedía.

¿Vivo; vives hoy la resurrección de Jesús como una novedad que cambia la vida?
Para María Magdalena cambió todo. Para ti y para mí todo puede cambiar, si aceptamos a Jesús resucitado en nuestra vida, como un amigo.

“No hay situación que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él”, dijo papa Francisco en la vigilia de pascua.

¿Aceptas a Jesús resucitado en tu vida, como un amigo?









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