(RV).- (Audio)
Lo que vimos el 13
de marzo en la ventana del santuario de san Pedro, ya fue una imagen nítida de lo
que Francisco es.
Después de la fumata blanca, el hombre que vimos, elegido
obispo de Roma por los Cardenales, es así en su vida, en su persona, en su modo de
ser, de pensar, de sentir, de actuar, de comunicarse, de encontrarse con las personas.
Apareció
con la sotana blanca sola, sin la capa roja. Se puso la estola del sacerdote solo
para bendecir a la multitud de peregrinos de la plaza. Tenía en el pecho la misma
cruz de obispo de la Ciudad de Buenos Aires en Argentina.
Saludó con un “¡buenas
tardes!”, después de mirar largo a la gente y de cargarlos en el corazón. Rezó con
la gente por Benedicto XVI, “Obispo” emérito de Roma. Y el nuevo “Obispo de Roma”,
como se presentó, se inclinó frente a la multitud y de los que participaban a través
de los medios, después de pedirles que rezaran en silencio para que Dios lo bendiga
a él.
Digo que Francisco es así, sencillo, humilde y sin barreras entre él
y la gente en el camino juntos al encuentro con Jesús de Nazaret, porque lo conozco
desde 1977 cuando era el superior provincial de los jesuitas argentinos y fui a pedirle
que me aceptara en la Compañía de Jesús. Es así por su fe y su fidelidad a Jesús y
su evangelio. Le veremos en el desarrollo de su ministerio. Que ¡Dios lo bendiga!
¿Cómo
es el hombre que hoy se llama Francisco?
(RV).- (Audio) El jesuita Guillermo
Ortiz, actual responsable de los programas en lengua española de Radio Vaticano, es
un testigo de excepción del camino pastoral del actual Papa: conoce al cardenal Bergoglio
desde hace 40 años. “No hay barreras entre él y el pueblo”, asegura el p. Ortiz, quien
nos cuenta anécdotas de su “padre”, así como de la última vez que lo encontró aquí,
en Roma, antes del Cónclave. (RC-RV)