(RV).- «Fue un encuentro
caracterizado por serenidad, alegría y comprensión recíproca sobre el pasado, el presente
y el futuro», dice el Superior general de la Compañía de Jesús, Padre Adolfo Nicolás,
contando el encuentro que tuvo con el Papa, el pasado domingo. Cuando fue a las 17
y 30 a la Casa de Santa Marta, la residencia donde se alojaron los cardenales presentes
en el cónclave, invitado por Francisco que lo esperaba en la entrada y lo recibió
con el abrazo que se acostumbra entre los jesuitas.
A pedido de Francisco se
tomaron algunas fotos y ante las disculpas del Padre Adolfo Nicolás por no conocer
el protocolo, el Obispo de Roma insistió en seguir tuteándose, como se acostumbra
también entre los jesuitas. Asimismo el Superior general de la Compañía de Jesús le
ofreció todos los recursos de los que dispone la congregación, dado que en su nueva
misión podrá necesitar consejos, ideas, personas, etc.
«Me mostró su gratitud
y a la invitación para que nos visite en la Curia y almuerce con nosotros, respondió
que lo hará con gusto», cuenta el Padre Adolfo Nicolás, que luego añade «ha habido
plena comunión de intentos sobre varios temas tratados y estoy convencido de que vamos
a trabajar muy bien juntos al servicio de la Iglesia y en nombre del Evangelio.
«Salí
de la Casa de Santa Marta con la convicción de que vale la pena colaborar plenamente
con Francisco en la Viña del Señor», señala el Superior general de la Compañía de
Jesús. Y cuenta que al final lo ayudó a ponerse el abrigo y lo acompañó hasta la puerta,
donde recibió un par de saludos más de los Guardias Suizos y de nuevo un abrazo, «un
lindo modo de encontrar y despedir a un amigo».