Cónclave: no es una elección política, sino espiritual
(RV).- (audio) Nuestro director general
el padre Federico Lombardi, que está informando diariamente a la prensa como director
de la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre el andamiento de las Congregaciones
de los cardenales, ayer en una entrevista a Radio Vaticano subrayaba la importancia
de los tres documentos que rigen la Sede Vacante: la Constitución Apostólica Universi
Dominici Gregis, el último Motu Proprio de Benedicto XVI, y el Código de Derecho Canónico.
“Son tres documentos completamente diferentes entre sí, en el sentido de que el
Código de Derecho Canónico es la ley universal de la Iglesia que se ocupa de todos
los aspectos más fundamentales. Así pues, para nosotros, ha contado mucho en este
caso que el Código de Derecho Canónico prevé la renuncia del Papa. Aunque esto nunca
se llevó a la práctica, de hecho, era una posibilidad prevista en la ley general de
la Iglesia. Es muy importante hacer hincapié en esto. En cambio, la Constitución
Apostólica Universi Dominici Gregis, es una ley específica sobre la Sede Vacante,
el Cónclave, y la elección del Sumo Pontífice, que es un aspecto, por supuesto, muy
importante para la vida de la Iglesia, por tanto muy delicado, que ha de ser regulado
con extrema precisión. Por ello, los Papas a menudo han promulgado reglas muy precisas
para esta circunstancia específica.
La Constitución Apostólica Universi Dominici
Gregis, de Juan Pablo II, es la que ha disciplinado con gran detalle el Cónclave después
de su pontificado.
Por su parte el Motu Proprio es una ley que en cierto sentido
completa algunos aspectos de la Constitución Apostólica. Por lo tanto es una ley que
en puntos muy específicos y en detalles relativamente menores, retoca y mejora algunos
aspectos que en el pasado Cónclave y en la pasada Sede Vacante, habían aconsejado
cambios para satisfacer algunas necesidades. En resumen: el Código de Derecho Canónico
es una ley universal para toda la Iglesia, que contiene muchas disposiciones, normas,
incluyendo la posibilidad de la renuncia del Papa; La Constitución Apostólica Universi
Dominici Gregis es la ley específica para la Sede Vacante y el Cónclave, y el Motu
Proprio es una ley muy particular que modifica y perfecciona La Constitución Apostólica”.
Estas normas que rigen los procedimientos institucionales de la Sede Vacante
también tienen una función de tutela de todo el cuerpo de la Iglesia, comprendidos
los fieles, ¿no es así?
“Claro. La ley de la Iglesia existe para servir la
naturaleza específica de la Iglesia, que es una institución con un propósito, una
misión espiritual, de servicio del Evangelio, de testimonio del Evangelio en el mundo.
Por lo tanto, es un derecho que tiene sus características particulares. Siempre debe
estar orientada hacia el bien de los fieles, y a la misión de la Iglesia misma. Por
lo tanto, es una ley inspirada en principios espirituales. En la Constitución Apostólica
se ve muy bien la integración entre el aspecto de la oración, que es esencial en todo
el proceso de la Sede Vacante y el Cónclave, y las otras determinaciones. Por ejemplo,
el Cónclave es una realidad que viene precedida por la celebración de una misa, fundamental
para la elección del Papa, concelebrada por todo el Colegio de Cardenales, con la
participación del Pueblo de Dios. Esta ceremonia eucarística expresa el clima de oración
con el que se acerca a este evento. El Cónclave se abre con una procesión en la que
se invoca a los santos y se canta el Veni Creator Spiritus y los cardenales hacen
un juramento ante Dios. Durante el cónclave, antes de la votaciones y las reuniones,
hay tiempos específicos de oración. El primer acto que hace el nuevo Papa es una bendición
Urbi et Orbi. Así pues todo se vive en un clima de oración y celebración. Es por eso
que no es una elección política, una elección, por así decirlo, secular, sino una
elección que tiene lugar en un contexto espiritual y pidiendo la ayuda del Espíritu
Santo para el servicio espiritual a la Iglesia y al mundo” (ER - RV)
Cónclave:
editorial del padre Lombardi
(RV) (Audio) Los cardenales han
decidido mayoritariamente fijar la fecha del Cónclave para el próximo martes. Por
lo tanto se sienten listos para dar el paso decisivo en la elección del nuevo Papa.
Las reflexiones comunitarias en las Congregaciones, las informaciones intercambiadas
entre ellos, los diálogos para formarse una opinión propia y responsable sobre las
personas más adecuadas para la gran tarea han llegado a un primer estado de maduración.
Desde el martes el discernimiento se hará aún más comprometido, porque con los escrutinios
se afrontará en cierto sentido la “medida” del consenso que se podrá alcanzar sobre
algunas personas concretas. Y así se irá adelante hasta la elección.
¡Es impresionante,
si se piensa en la responsabilidad de por sí sobrehumana que será puesta sobre la
espalda de un hombre! No se trata solo de gobernar bien una institución compleja,
sino más bien de orientar el camino religioso, espiritual, moral, de la comunidad
de los creyentes más numerosa y difundida en los diversos continentes y observada
con atención – con expectativa positiva, y a veces también con actitud negativa –
por tantísimos de nuestros contemporáneos en búsqueda del sentido de su existencia.
El Evangelio debe ser anunciado a través de los tiempos, para la salvación de todos,
hasta los confines de la tierra.
El Cónclave es por lo tanto un evento cuyo
sentido puede ser verdaderamente comprendido, y vivido serenamente, solo en la perspectiva
de la fe. Los dos protagonistas de los Cónclaves precedentes nos dan un testimonio
intenso e inolvidable. El Papa Wojtyla contemplaba el juicio de Miguel Ángel en su
poema “Tríptico romano”: “Todas las cosas están desnudas y abiertas ante los ojos
de Dios”, “trasparencia de los eventos, trasparencia de las consciencias”. “Tú que
penetras todo – ¡indica!”. “Él indicará”. Y el siguiente Papa Ratzinger comentaba:
“La heredad de las llaves dejadas a Pedro… Poner estas llaves en las manos justas:
es esta la inmensa responsabilidad en aquellos días”.
Ahora, aquel que con
su extraordinaria renuncia ha llevado a los cardenales a cruzar una vez más el umbral
de la Capilla Sixtina para discernir ante la historia a qué manos confiar las llaves,
está con todos nosotros, silenciosamente pero más profundamente y conscientemente
que todos nosotros, en oración: “Espíritu de Dios, tú que todo penetras – ¡indica!”
(RC-RV)
Martes 12 de marzo inicio del Cónclave
(RV).- Al final de la
octava Congregación General, la tarde del viernes 8 de marzo, el vocero de prensa
de la Santa Sede, p. Federico Lombardi, informó de la decisión de los cardenales de
convocar el Cónclave para el martes 12 de marzo. Recordamos que el Colegio Cardenalicio
está formado por 207 miembros, de los cuales 115 menores de 80 años formarán parte
del Cónclave que a partir del martes iniciarán las votaciones para elegir al sucesor
de Benedicto XVI.
COMUNICADO DE LA OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE
El
Colegio de cardenales ha decidido en la octava Congregación General que ha tenido
lugar esta tarde desde las 17 a las 19 horas que el Cónclave para la elección del
nuevo pontífice se abrirá el martes 12 de marzo de 2013. Por la mañana se celebrará
en la basílica de San Pedro la Santa Misa “Pro eligendo Romano Pontífice”. Por la
tarde del mismo día se entrará en el Cónclave (RC-RV)