Benedicto XVI: me escriben con el cariño de hijos y hermanos
(RV).- «¡Gracias Su Santidad
Benedicto XVI, unidos a su oración rezamos por el nuevo Sucesor de Pedro! Resonará
siempre en nuestros corazones cuando dijo «el mal no tiene la última palabra». Una
familia mexicana le agradece su luminoso magisterio petrino y recuerda la alegría
de recibir al Dulce Cristo en la tierra, en su visita a México. Después de recordar
con profunda devoción a Juan Pablo II, esta familia mexicana escribe:
«Gracias
Benedicto XVI por ser usted para nosotros los que amamos a la Iglesia cooperador de
la Verdad. Las voces del enemigo se han opuesto al mensaje de Cristo proclamado por
usted, pero usted lo ha proclamado con audacia, valor y fidelidad. Nosotros con buena
disposición hemos recibido el mensaje en nuestro corazón y deseamos firmemente ponerlo
en práctica. Nadie ni nada nos amedrentará para vivirlo. Usted nos ha enseñado a perseverar,
nos ha enseñado a usar la razón con la fe para entender las cosas de Dios».
Esta
familia mexicana, en un mensaje fechado el 27 de febrero pasado, «le agradece de corazón
su visita a México en el 2012. Vino a animarnos, a darnos esperanza, nos vino a confirmar
en la fe. Vino nuestro Dulce Cristo en la tierra a México porque se compadeció de
nosotros en la hora del dolor. Pero también nos exhortó a los mexicanos, en la Santa
Misa, a que fuéramos puros para poder ver a Dios. Gracias Santo Padre por enseñarnos
el camino del bien, gracias por sus oraciones por México. Gracias por darnos su abrazo
de Padre misericordioso a todos en estos días».
Estamos tristes por su partida,
pero no abatidos. Como usted nos ha dicho ‘Dios guía a su Iglesia, la sostiene siempre
y sobre todo en los momentos difíciles’, sabiendo que nuestra tristeza se convertirá
en alegría con la Resurrección del Señor, apoyamos completamente su decisión, su gran
ejemplo de humildad y servicio a la Iglesia, prosigue el mensaje, invocando a la Virgen
de Guadalupe para que acompañe a Benedicto XVI.
Precisamente, en su última
audiencia general Benedicto XVI agradecía con profunda emoción a las numerosas personas
de todo el mundo, que en las últimas semanas le han enviado muestras conmovedoras
de atención, amistad y oración. «Sí, - dijo - el Papa nunca está solo, ahora lo experimento
de nuevo de una manera tan grande que toca el corazón», reiteró Benedicto XVI, añadiendo
que «el Papa pertenece a todos y mucha gente se siente muy cerca de él. Y si bien
es cierto que recibe cartas de los más grandes del mundo - Jefes de Estado, líderes
religiosos, representantes del mundo de la cultura, etc. - también recibe muchas
cartas de personas sencillas que le escriben simplemente de su corazón y le hacen
sentir su afecto, que nace de nuestra vivencia con Cristo Jesús, en la Iglesia.
Esa
gente no le escribe como se hace a un príncipe o a un gran personaje desconocido.
«Me escriben – señaló - como hermanos y hermanas, o como hijos e hijas, con sentimientos
de vínculos familiares muy cariñosos. Aquí se puede tocar con mano lo que es la Iglesia
- no es una organización, ni una asociación con fines religiosos o humanitarios, sino
un cuerpo vivo, una comunidad de hermanos y hermanas en el Cuerpo de Jesucristo, que
nos une a todos. Experimentar la Iglesia de esta manera es tener casi la capacidad
de tocar con las manos el poder de su verdad y de su amor, es una fuente de alegría,
un momento en que muchos hablan de su declive».