(RV).- (Con audio) Al rezar el último
ángelus de su Pontificado, ante la presencia de más de cien mil fieles y peregrinos,
Benedicto XVI explicó, en el II Domingo de Cuaresma, que se retira a orar por la Iglesia,
para seguir sirviéndola con el mismo amor con que lo ha hecho hasta ahora, pero de
una manera más adecuada a su edad y a sus fuerzas.
Al comentar el Evangelio
del día el Papa afirmó que en el camino cuaresmal, la Transfiguración del Señor es
una muestra esperanzadora del destino final al que lleva el misterio pascual de la
pasión, muerte y resurrección de Cristo.
El Santo Padre recordó que orar no
significa aislarse del mundo y de sus contradicciones, como hubiera querido hacer
Pedro en el monte Tabor durante la Transfiguración del Señor. Sino que la oración
conduce a la acción”, a la vez que confesó:
Queridos hermanos y hermanas,
esta Palabra de Dios la siento de modo particular dirigida a mí, en este momento de
mi vida. El Señor me llama a “subir al monte”, a dedicarme aún más a la oración y
a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, es más, si Dios me
pide esto es precisamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma entrega
y el mismo amor con que lo he hecho hasta ahora, pero de modo más apto a mi edad
y a mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María, que ella nos ayude
a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa.
Al
saludar en nuestro idioma y desear feliz domingo a los peregrinos procedentes de América
Latina y de España, Benedicto XVI los invitó a pedir a la Santísima Virgen María que
nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo:
Saludo cordialmente a
los peregrinos de lengua española, y a cuantos se unen a esta oración mariana a través
de los medios de comunicación, agradeciendo también tantos testimonios de cercanía
y oraciones que me han llegado en estos días. Jesús, nos dice el Evangelio de hoy,
subió al monte a orar, y entonces se trasfiguró, se llenó de luz y de gloria. Manifestaba
así quién era él verdaderamente, su íntima relación con Dios Padre. En el camino cuaresmal,
la Transfiguración es una muestra esperanzadora del destino final al que lleva el
misterio pascual de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Y también un signo
de la luz que nos inunda y transforma cuando rezamos con corazón sincero. Que la Santísima
Virgen María nos siga llevando de su mano hacia su divino Hijo. Muchas gracias,
y feliz domingo a todos. “En este momento particular, os ruego que recéis
por mí y por la Iglesia, confiando como siempre en la Providencia de Dios”. Fue el
tweet que el Santo Padre envió tras el rezo del ángelus dominical. El miércoles
27 de febrero tuvo lugar, en la Plaza de San Pedro, la última audiencia general del
Santo Padre Benedicto XVI. Además de los fieles de la diócesis de Roma, acompañados
por el Cardenal Vicario del Papa, Agostino Vallini, para despedirse del Pontífice,
participaron más de cien mil personas, entre fieles y peregrinos de numerosos países,
deseosos de manifestar su amor al Papa y de recibir su bendición apostólica.
El
Papa agradeció la cercanía y el afecto que en los últimos días le demostraron los
fieles, el mundo político y social y la curia romana. A la vez que explicó nuevamente
los motivos de su decisión de renunciar al Pontificado. En estos últimos meses, dijo,
he sentido que mis fuerzas han disminuido y he pedido a Dios con insistencia, en la
oración, que me ilumine con su luz para hacerme tomar la decisión más justa, no para
mi bien, sino por el bien de la Iglesia. He dado este paso en plena conciencia de
su gravedad y también novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la
Iglesia significa también tener la valentía de tomar decisiones difíciles, de sufrir,
teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no a sí mismos. Ya no llevo la potestad
del oficio para el gobierno de la Iglesia –agregó – sino que en el servicio de la
oración quedo –por así decirlo- en el recinto de San Pedro. San Benito, cuyo nombre
llevo como Papa, me será de gran ejemplo en esto. Él nos ha mostrado el camino para
una vida, que –activa o pasiva – pertenece totalmente a la obra de Dios.
Hablando
en nuestro idioma, Su Santidad dijo:
Queridos hermanos y hermanas: Muchas
gracias por haber venido a esta última audiencia general de mi pontificado. Asimismo,
doy gracias a Dios por sus dones, y también a tantas personas que, con generosidad
y amor a la Iglesia, me han ayudado en estos años con espíritu de fe y humildad. Agradezco
a todos el respeto y la comprensión con la que han acogido esta decisión importante,
que he tomado con plena libertad. Desde que asumí el ministerio petrino en el nombre
del Señor he servido a su Iglesia con la certeza de que es Él quien me ha guiado.
Sé también que la barca de la Iglesia es suya, y que Él la conduce por medio de hombres.
Mi corazón está colmado de gratitud porque nunca ha faltado a la Iglesia su luz. En
este Año de la fe invito a todos a renovar la firme confianza en Dios, con la seguridad
de que Él nos sostiene y nos ama, y así todos sientan la alegría de ser cristianos.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos
provenientes de España y de los países latinoamericanos, que hoy han querido acompañarme.
Os suplico que os acordéis de mí en vuestra oración y que sigáis pidiendo por los
Señores Cardenales, llamados a la delicada tarea de elegir a un nuevo Sucesor en la
Cátedra del apóstol Pedro. Imploremos todos la amorosa protección de la Santísima
Virgen María, Madre de la Iglesia. Muchas gracias. Que Dios os bendiga.
“Quisiera
que cada uno de vosotros experimentara la alegría de ser cristiano, de sentirse amado
por Dios, que nos ha enviado a su Hijo”. Fue el Tweet que el Santo Padre publicó
tras esta audiencia.
Producción de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
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