Carta del Presidente del CELAM, por la renuncia del Papa
(RV).- Publicamos la Carta del Presidente del CELAM, Mons. Carlos Aguiar Retes, Arzobispo
de Tlalnepantla, México, con motivo de la renuncia del Santo Padre. +Carlos Aguiar
Retes Arzobispo de Tlalnepantla Presidente del CELAM
La importante y
sorprendente decisión de S.S. Benedicto XVI, de renunciar a su Ministerio como Sucesor
de Pedro, y por tanto, como Cabeza visible de la Iglesia Católica, refleja la personalidad
el Papa Benedicto XVI como un hombre de fe, que tiene una gran confianza en la presencia
del Espíritu Santo que conduce la Iglesia, conforme la promesa de Jesucristo a sus
Apóstoles, y permite también que descubramos su profundo amor a la Iglesia. El
Papa ha explicado claramente que su decisión la ha discernido en oración y teniendo
en cuenta las exigencias del Ministerio Petrino, y al mismo tiempo con gran realismo,
consciente de la constante disminución de sus fuerzas físicas debida a su avanzada
edad, y al natural y comprensible desgaste que implica su cotidiana tarea como Papa. Veo
al Papa Benedicto XVI en esta decisión: a un hombre de fe, de amor a la Iglesia, valiente,
firme, decidido, que corre los riesgos de interpretaciones erróneas y quizá incomprendidas,
incluso por los mismos fieles. Sin embargo hacer uso de un derecho que ningún Papa
en casi seis siglos había ejercitado es una gran lección espiritual y eclesial para
todos los creyentes y especialmente para tantos que nos sentimos indispensables en
las funciones y tareas que recibimos en el nombre de Dios, Nuestro Padre.
Es
muy loable reconocer y agradecer que a lo largo de su fructífero Pontificado, el Papa
mostró: cómo se deben afrontar los problemas de la Iglesia a través del diálogo constructivo
y permanente con todas las corrientes del pensamiento, con todas las naciones, con
todas las Iglesias y confesiones religiosas.
A casi un año de su visita a México,
queda el recuerdo que dirigió a los infantes: “Ustedes, mis pequeños amigos, no están
solos; cuentan con la ayuda de Cristo y de su Iglesia”, y el ánimo que generó en todos
los mexicanos, insistiendo que el mal no puede tanto, y que siempre la victoria del
bien está garantizada en el proyecto salvífico de Jesucristo, consumado en la cruz
y en la resurrección.
Su exquisita y delicada bondad la llevaremos en nuestros
corazones, confiando que Dios Nuestro Señor lo acompañara en esta etapa final de su
vida, dedicada al silencio, la meditación y la oración. Hoy, el Papa Benedicto
XVI lanza a la feligresía católica y a los hombres de buena voluntad un claro ejemplo
de fortaleza y dignidad, de honestidad y clarividencia, al asumir la decisión de su
retiro. Por ello, ha señalado al final de su anuncio que orará y pedirá a Jesucristo,
Nuestro Señor y a la Virgen María, Madre de la Iglesia su intervención para que los
Cardenales electores elijan a quien pueda afrontar, de la mejor manera, los grandes
desafíos del tiempo actual y conducir a la Iglesia Católica con la sabiduría del Espíritu
conforme a la Voluntad de Dios, Nuestro Padre. La Iglesia Católica, con esta decisión
del Papa Benedicto XVI se fortalecerá en la Fe, en la Esperanza y la infinita confianza
del Amor de Dios.