El 12 de mayo tres canonizaciones, anunció el Papa
(RV).- Benedicto XVI anunció, en el Consistorio Ordinario Público, también hoy, la
canonización de las religiosas Laura Montoya, de Colombia, y Guadalupe García, de
México, y Antonio Primaldo y compañeros mártires, de Otranto, Italia
Las dos
futuras santas, la colombiana Laura Montoya, «madre espiritual de los indígenas, a
los que quiso mostrar el amor de Dios», y la mexicana Guadalupe García, cuyo lema
fue «Caridad hasta el sacrificio y constancia hasta la muerte», fueron beatificadas
por Juan Pablo II, el 25 de abril de 2004.
Laura Montoya, maestra de misión
en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó,
Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de Mayo de 1874.
Recordando
el carisma de esta beata, el Beato Juan Pablo II destacaba en su homilía que «la Madre
Laura Montoya, viendo cómo tantos indígenas, lejos de los centros urbanos, vivían
desconociendo a Dios, se decidió a fundar la Congregación de las Misioneras de María
Inmaculada y Santa Catalina de Siena, para llevar la luz del Evangelio a los habitantes
de las selvas. Esta Beata colombiana se sintió madre espiritual de los indígenas,
a los que quiso mostrar el amor de Dios. Sus tiempos no fueron fáciles, pues las tensiones
sociales ensangrentaban también entonces su noble patria. Inspirándonos en su mensaje
pacificador, le pedimos hoy que la amada Colombia goce pronto de paz, de justicia
y de progreso integral».
Refiriéndose a la beata María Guadalupe García Zavala
- Fundadora de la Congregación religiosa de las Siervas de Santa Margarita María
y de los Pobres, que nació en Zapopán, Jalisco, México el 27 de abril de 1878 - Juan
Pablo II recordó la triple pregunta de Jesús a Pedro: "¿Me amas?", haciendo hincapié
en que «esta misma pregunta Cristo dirige a los hombres y mujeres de todas las épocas».
«Los cristianos deben responder con firmeza y prontitud a los proyectos que
Él tiene sobre cada uno», destacó el Papa Wojtyla, añadiendo que «así sucedió en la
vida de la Beata Guadalupe García Zavala, mexicana, que renunciando al matrimonio,
se dedicó al servicio de los más pobres, necesitados y enfermos, y fundó por eso la
Congregación de las Siervas de Santa Margarita María y de los Pobres. Con una fe profunda,
una esperanza sin límites y un gran amor a Cristo, Madre Lupita buscó la propia santificación
desde el amor al Corazón de Jesús y la fidelidad a la Iglesia. De este modo vivió
el lema que dejó a sus hijas: "Caridad hasta el sacrificio y constancia hasta la muerte"».