La Carta ideal de Don Bosco al Movimiento juvenil salesiano
(RV).- “Vayan y testimonien la alegría de la fe”. Con este título el Rector Mayor
de la Sociedad salesiana, el padre Pascual Chávez Villanueva se dirige a los miembros
del movimiento juvenil salesiano. El mensaje lanzado en Valdocco, cuna de la obra
salesiana lleva la firma virtual de don Juan Bosco, en cuyo nombre el Rector de la
familia salesiana interpreta el pensamiento del santo del que se hace memoria este
31 de enero, y del que dentro de dos años será celebrado el bicentenario de su nacimiento.
En la misiva explica su deseo de acercarse a todos y a cada uno de estos jóvenes
para comunicarles el afecto que siente y, aludiendo a los sueños proféticos de Don
Bosco, expresar el suyo: “que los jóvenes puedan ser plenamente felices llevando dentro
de ellos toda la plenitud de la humanidad del Señor Jesús expresando en sus propias
vidas una adhesión total con el testimonio de los valores del Evangelio”. Una Carta
que ha sido escrita en un tiempo en el que –citamos- “mucho se habla de la Nueva Evangelización.
En muchos de nuestros Países, Dios parece haberse convertido en un desconocido, en
una persona de la que es posible prescindir”.
Recuerda que Evangelizar significa
colocar en la masa la levadura que es capaz de cambiar la mentalidad y el corazón
de las personas y mediante ellas, las estructuras sociales para que sean más cónsonas
con Dios. “No se trata de una actividad intimista porque evangelizar es liberar una
verdadera revolución social, la más profunda, la única que es eficaz. Pero –aclara-
para evangelizar es necesario tener un motivo: estar “enamorados” de Dios, haber realizado
la experiencia de su amistad y de su intimidad y en este proceso la atención se debe
concentrar antes que nada en el propio corazón, ahí donde se forman los pensamientos
y las elecciones.
El Rector de la familia Salesiana recuerda que muchos jóvenes
no habitan el propio corazón y viven distraídamente. “Son atraídos por mil cosas;
se encaminan por mil senderos y son tiranizados y sometidos a miles señorías”... “Viven
en otra parte, por doquier, pero no en el corazón, con la consecuencia de no hacer
posible el encuentro con Dios” que se realiza, en cambio, justo en el corazón, que
es el lugar precioso personal y secreto de este encuentro. Asimismo también hace referencia
a que solamente el discípulo que tiene una relación profunda con el Señor Jesús puede
captar, entre cuantos lo buscan, a quién desea verdaderamente compartir su experiencia
de Dios. “Solamente Cristo es capaz de aliviar y sanar las heridas profundas y sufrientes
del corazón de los jóvenes. Por este motivo para que este encuentro sea fecundo, es
necesario aceptar hacer un particular recorrido: pasar de la admiración al conocimiento,
del conocimiento a la intimidad, de la intimidad al enamoramiento, y del enamoramiento
al seguimiento y a la imitación”.
El padre Pascual Chávez Villanueva expresa
a los miembros del Movimiento juvenil salesiano que no es posible vivir la propia
fe en solitario pues la salvación esta fuera de nosotros mismos; no la encontraremos
–escribe- en la ciencia, en la economía o en la política, sino solamente en Jesucristo
muerto y resucitado por nosotros.
Más adelante intuyendo una posible desilusión
por parte de los jóvenes, y haciéndose portador del mensaje de Don Bosco expresa:
“Queridos Jóvenes, puede ser que muchas cosas, en el contexto humano de la Iglesia,
los decepcionen. “Puede ser también que ustedes se sientan incomprendidos, no tomados
en serio. Es verdad, la Iglesia en ocasiones decepciona, en otras turba, pero siempre
nos fascina, porque es una realidad cuyos confines pasan dentro de nosotros, porque
es un abrazo de una Madre sobre de nosotros, el lugar visible de nuestra identidad,
la zona de encuentro con el Dios de Jesucristo y con los hombres entendidos como nuestros
hermanos y hermanas. Escuchen por ello, las palabras de un padre que ha sufrido, pero
que siempre amó a la Iglesia: No, queridos jóvenes, no se separen de la Iglesia. Ninguna
realidad es tan rica de esperanza, de compasión, de amor. Ella nunca envejece, su
juventud es eterna”.
La última parte de la misiva está dedicada a rememorar
el bicentenario del nacimiento de Don Bosco próximo a celebrarse dentro de dos años,
y a subrayar el ideal deseo de que en el Año de la Fe, su paternal figura permanezca
cercana a todos los chicos y chicas salesianos en la estupenda misión evangelizadora
que interesa a toda la Iglesia: “A cada uno de ustedes les digo las mismas palabras
que repetía a mis jóvenes de Valdocco: “Uno solo es mi deseo, el de verlos felices
en el tiempo y en la eternidad”. Para añadir que la próxima cita será para la Jornada
Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, a mediados del mes de julio. Patricia
L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano / @pjuregui