Jornada Mundial de lucha contra la Lepra: intensificar diaconía de la caridad
(RV).- Se hizo público el Mensaje del Presidente del Consejo pontificio para los Agentes
Sanitarios con ocasión de la 60ª Jornada Mundial de lucha contra la Lepra, que se
celebra el domingo 27 de enero, en el que se destaca la valiosa oportunidad de esta
iniciativa para todos los cristianos, las entidades bienhechoras y las personas de
buena voluntad, a fin de que refuercen su empeño en favor de las víctimas directas
o indirectas de esta enfermedad y para promover un renovado impulso a la reinserción
social de las personas que presentan sus inconfundibles mutilaciones.
A la
luz del Año de la Fe que estamos viviendo y frente a la emergencia sanitaria que representa
la Lepra, el arzobispo Zygmunt Zimowski recuerda en este Mensaje que cumpliendo lo
que pide Jesús debemos hacer lo posible por intensificar la diaconía de la caridad
en nuestras comunidades eclesiales, para ser cada uno buen samaritano del otro, del
que está a nuestro lado”, comenzando por quien ha sido afectado por el Morbo de Hansen
y siguiendo el ejemplo de Santos, Beatos y personas de buena voluntad, como San Damián
de Molokai y Santa Mariana Cope, la Beata Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las
Misioneras de la Caridad, o Marcelo Candia y Raoul Follereau, de quien este año se
conmemora también el 110º aniversario de su nacimiento. Y pide que estos ejemplos
nos inspiren y sostengan para llevar ayuda y consuelo a estos hermanos y hermanas
nuestros enfermos, a los más pequeños y a los más marginados que, siendo inocentes,
sufren la espada de la injusticia.
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Texto
completo del Mensaje del Presidente del Pontificio Consejo para los Agentes Sanitarios
con ocasión de la 60ª Jornada Mundial de lucha contra la Lepra
Una “oportunidad
propicia para intensificar la diaconía de la caridad”
El domingo 27 de
enero de 2013 se celebra la LXª edición de la Jornada Mundial de lucha contra la Lepra,
un mal tan antiguo y al mismo tiempo tan grave por los padecimientos, la exclusión
social y la pobreza que comporta el Morbo de Hansen. Esta jornada es una preciosa
oportunidad para todos los cristianos, las entidades bienhechoras y las personas de
buena voluntad, para que refuercen su empeño en favor de las víctimas directas o indirectas,
por ejemplo los familiares de la personas infectadas por el Mycobacterium Leprae,
y para promover un renovado impulso a la reinserción social de las personas que presentan
sus inconfundibles mutilaciones. Según los datos más recientes de la OMS, en el año
2011 cerca de 220 mil entre hombres, mujeres y niños, han contraído la lepra y muchos
de estos nuevos casos han sido identificados ya en un estado adelantado de la enfermedad.
Se trata de una constatación de que, no obstante la meritoria acción de realidades
internacionales y nacionales, gubernamentales o no, como la OMS y las Fundaciones
Raoul Follereau y Sasakawa, aún permanece una insuficiente posibilidad de acceso a
las estructuras para el diagnóstico, de carencia en la formación para prevenir en
las comunidades el riesgo de contagio, y a la necesidad de acciones higiénico-sanitarias
específicas. Todo esto es fundamental en lo que concierne la lepra que, si es curada,
ya no es mortal, tal como sucede ampliamente también para las demás “enfermedades
abandonadas” que en su totalidad siguen provocando anualmente centenares de miles
de decesos, graves discapacidades o aflicciones permanentes en el estado de salud
de adultos, adolescentes y niños en los países económicamente desventajados. Se trata
de patologías que son auténticos flagelos en el Sur del mundo pero que no logran captar
la suficiente atención de parte de la comunidad internacional no obstante encontremos
entre ellas el dengue, la enfermedad del sueño, la bilharziasis, la oncocercosis,
la leishmaniasis y el tracoma.
Frente a esta emergencia sanitaria, a la luz
del Año de la Fe en curso de desarrollo y con el deseo de comprometernos como católicos
cada vez más en cumplir lo que Jesús pide con el mandamiento “Euntes docete et curate
infirmos” (Mt 10, 6-8) y con nuestro Bautismo, hagamos lo posible a fin de que esta
LXª Jornada Mundial de lucha contra la Lepra constituya una nueva “ocasión propicia
para intensificar la diaconía de la caridad en nuestras comunidades eclesiales, para
ser cada uno buen samaritano del otro, del que está a nuestro lado”, comenzando por
quien ha sido afectado por el Morbo de Hansen. Dejemos que el ejemplo de Santos, Beatos
y personas de buena voluntad, como San Damián de Molokai SS.CC. y Santa Mariana Cope
O.S.F., la Beata Madre Teresa de Calcuta, fundadora de las Misioneras de la Caridad,
Marcelo Candia y Raoul Follereau, de quien este año se conmemora también el 110º
aniversario de su nacimiento, nos inspiren y nos sostengan para llevar ayuda y consuelo
a estos hermanos y hermanas nuestros enfermos, a los más pequeños y a los más marginados
que, siendo inocentes, sufren la espada de la injusticia.
Agradezco a la Providencia
divina por haber podido visitar personalmente el año pasado, tanto la isla de Molokai,
donde trabajó San Damián y Santa Mariana, como Madagascar, donde trabajó el Beato
Jan Beyzym, jesuita. Son lugares ricos de humanidad y de fe en los cuales he podido
encontrar a personas afectadas por la lepra y he tenido ocasión de orar por todos
vosotros enfermos y por las personas que están a vuestro lado.
Además, una
tarea igualmente importante por desarrollar corresponde precisamente a vosotros, a
todas las personas víctimas de la lepra, que están llamadas a cooperar para que se
afirme una sociedad más inclusiva y justa que permita la reinserción de quien ha sido
curado, a divulgar y promover las posibilidades de diagnóstico y de cuidado existentes,
a remarcar la necesidad de someterse a terapias para ser curados contribuyendo a erradicar
la infección, a difundir en las realidades donde se encuentran los criterios higiénico-sanitarios
indispensables para impedir su propagación. Asimismo, el cristiano que ha sido afectado
por la lepra tiene la posibilidad de vivir su condición en una perspectiva de fe “encontrando
su sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con infinito amor”, orando
y ofreciendo su tribulación por el bien de la Iglesia y de la humanidad. Con la convicción
de que lo que ha sido puesto en evidencia seguramente no es fácil y requiere caridad
consigo mismos y con el prójimo, la capacidad de esperar, mucho valor y paciencia
y determinación, deseo recordar que Pablo de Tarso subraya que ninguno de nosotros
ha “recibido un espíritu como esclavos para recaer en el temor”, sino que hemos “recibido
un espíritu como hijos adoptivos por medio del cual gritamos: "¡Abbá, Padre!". Y,
“si hijos, también herederos: herederos de Dios, y coherederos de Cristo, ya que sufrimos
con Él, para ser también con Él glorificados” de modo que también en las situaciones
más adversas “ni las potestades, ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna
podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Al
agradecer, en fin, a todos los que se han dedicado y se dedican a la lucha contra
la lepra, dirijo mi más ferviente oración a Maria Salus Infirmorum a fin de que todos
los que sufren encuentren alivio y sostén al lado de las personas que a ellos dedican
su vida.
Con mi cercanía, oración y bendición. † Zygmunt Zimowski