Las radios cristianas en Europa: Editorial Europeo
(RV).- ¿Es lícito preguntarse si las radios cristianas tengan todavía hoy un sitio
en Europa, en el torbellino mediático provocado por el extraordinario desarrollo de
las redes sociales y de internet? Sin ninguna duda, muchos miembros del CERC deberían
ponerse de vez en cuando la pregunta. Fundada en 1994, en todo otro contexto, la Conferencia
europea de las Radios Cristianas organiza su día anual el próximo 24 enero, fiesta
litúrgica de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
En un país
como Francia, las radios cristianas deben tener de vez en cuando la sensación de
haber perdido su autoridad en un sistema de circulación permanente de ideas. Aquí
los sondeos anuncian regularmente, con el apoyo de los datos, una descristianización
que parece inexorable. Los creyentes, que se sienten marginados e ignorados, encuentran
más consuelo en otras plataformas, elegidas con atención, en donde solidarizar o intercambiar
ideas con quien piensa como ellos.
Ciertamente, el objetivo principal de
tales radios no es de gustar sino de llevar una mirada cristiana y lúcida sobre la
vida de los hombres. ¿Pero cómo afirmar la misma especificidad y esforzarse por ser
un vector de evangelización en un universo ultra-competitivo que da la ilusión a todos
de acceder a los mismos conocimientos, con la promesa de “un mundo más abierto e interconectado
gracias al poder de compartir”? No es simple en este paisaje modificado, preservar
la propia coherencia e identidad.
Sin embargo, más que nunca, la libertad
de palabra, el ánimo de ir contra la corriente, de tener un discurso diferente, constituye
plenamente un contra-poder necesario en las sociedades europeas cada vez más conformistas,
donde el pensamiento único, la dictadura de la mayoría y el “políticamente” correcto
hacen de dueño. El público necesitará siempre una información filtrada, aclarada y
ponderada, sobre todo cuando esta información es demasiado abundante e instantánea,
como hoy. Y los cristianos saben, quizás más que los otros, que las palabras pueden
tener una potencia formidable, que pueden matar o dar la vida.
En esta
jungla enredada, en donde las fronteras se desvanecen, los medios de comunicación
cristianos son llamados a hacer de brújula, ayudando a descifrar las informaciones
que llegan de cada parte y volviéndolas a colocar en su contexto, en resumen, despertando
las conciencias. Pero queda el hecho de que para sobrevivir y existir en el concierto
de la comunicación, es necesario hoy, también para los cristianos, invertir en nuevos
territorios y resistir a la tentación de cerrarse en un gueto identitario. En Europa,
como en otros lugares, las radios cristianas todavía tienen que recorrer el camino
para llenar su déficit de notoriedad y profesionalidad.
Romilda Ferrauto, responsable
de la Redacción Francesa de Radio Vaticano