Pacto de Amor de Jesús con la humanidad, el Papa alienta la paz en el mundo
(RV).- El corazón de Benedicto XVI - Padre y Pastor de la Iglesia universal - no
desmaya en su misión de impulsar la unidad de los discípulos de Cristo y de la familia
humana, abrazando con especial atención a los más indefensos. Evocando la invitación
de la Madre de Jesús y de la Iglesia para que hagamos lo que nos dice el Salvador,
el Papa reiteró la importancia y poder de la oración e invitó a detener toda violencia
e impulsar la paz con valentía:
Queridos amigos,
a la oración por la unidad de los cristianos quisiera agregar - una vez más – también
la oración por la paz, para que, en los diversos conflictos por desgracia en acto,
cesen las viles masacres de civiles inermes, acabe toda violencia y se encuentre el
coraje del diálogo y de la negociación. Para ambas intenciones, invoquemos la intercesión
de María Santísima, mediadora de gracia.
(CdM - RV)
Lo que llena
verdaderamente el corazón
(Rv).- (Audio) Aceptar el don de
la
fe y la esperanza en Cristo, es lo que llena verdaderamente el corazón
humano, ha dicho el Sucesor de Pedro en su saludo a los peregrinos de lengua española,
después de la oración del Ángelus dominical.
En su reflexión previa sobre las
bodas de Cana, en las que Jesús transforma el agua en vino, Benedicto XVI afirmó que
“el vino es símbolo de la alegría del amor”, pero que “también hace alusión a la sangre
que Jesús derramará al final, para sellar su pacto nupcial con la humanidad”.
Seguidamente
el Papa expresó que “la Iglesia es la esposa de Cristo, el cual la hace santa y bella
con su gracia. Sin embargo esta esposa, formada por seres humanos, está siempre necesitada
de purificación. Y una de las culpas más graves que desfiguran el rostro de la Iglesia
es la que va contra su unidad visible, en particular las históricas divisiones que
han separado a los cristianos y que no han sido aún superadas”, para animar a todos,
en la semana de oración por la unidad de los cristianos que se desarrolla del 18
al 25 de enero, a rezar juntos para que podamos realizar “lo que el Señor nos exige”
.
El Papa concluyó: “Queridos amigos, a la oración por la unidad de los cristianos
quisiera agregar una vez más la de la paz, para que, en los diversos conflictos por
desgracia en acto, cesen las tragedias de civiles inermes, que termine toda violencia,
y se encuentre el ánimo del diálogo y de las negociaciones. Para ambas intenciones,
invoquemos la intercesión de María Santísima, mediadora de gracia”. jesuita Guillermo
Ortiz
Saludo del Papa en lengua española: (Audio)
“Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española, en particular al grupo de la parroquia de la
Preciosísima Sangre, de Valencia. Hoy, el Evangelio nos habla de las bodas de Caná,
donde Jesús realizó el primer signo de su misión en el mundo. Él viene a colmar con
su don la plena salvación del hombre, que por sí solo no puede alcanzar. Aceptar el
don que se le ofrece, el don de la fe y la esperanza en Cristo, es lo que llena verdaderamente
el corazón humano. Hoy le pedimos también el don de la unidad de los cristianos. Y,
como en aquellas bodas, María nos indica el camino para que Dios entre en nuestra
vida: «Haced lo que Jesús os diga». Hagamos confiadamente cada día lo que dice nuestra
Madre del cielo. Feliz domingo”.
Texto completo de la reflexión previa
a la oración del Ángelus ¡Queridos hermanos y hermanas! Hoy la Liturgia
propone el Evangelio de las bodas de Caná, un episodio narrado por Juan, testigo ocular
del hecho. Este episodio ha sido colocado en este domingo que sigue inmediatamente
al tiempo de Navidad porque, junto con la visita de los Magos de Oriente y con el
Bautismo de Jesús, forma la trilogía de la Epifanía, o sea la manifestación de Cristo.
Aquello de las bodas de Caná es en efecto “el inicio de los signos de Jesús” (Jn,
2, 11), o sea el primer milagro cumplido por Jesús, con el cual Él manifestó en
público su gloria, suscitando la fe de sus discípulos. Recordamos brevemente lo que
ocurrió durante esa fiesta de las bodas en Caná de Galilea. Sucedió que hizo falta
el vino, y María, la Madre de Jesús, lo hizo notar a su Hijo. Él le responde que
aún no había llegado su hora; pero después, con la insistencia de María, llenadas
de agua seis grandes ánforas , transformó el agua en vino, un vino excelente, mejor
que el precedente. Con este “signo”, Jesús se revela como el esposo mesiánico, venido
a establecer con su pueblo la nueva y eterna Alianza, según las palabras de los profetas:
“Como se alegra el esposo con la esposa así se alegrará tu Dios contigo”. Y el vino
es símbolo de esta alegría del amor; pero esto alude también a la sangre, que Jesús,
derramará al final para sellar su pacto nupcial con la humanidad. La Iglesia
es la esposa de Cristo, el cual la hace santa y bella con su gracia. Sin embargo esta
esposa, formada por seres humanos, está siempre necesitada de purificación. Y una
de las culpas más graves que desfiguran el rostro de la Iglesia es la que va contra
su unidad visible, en particular las históricas divisiones que han separado a los
cristianos y que no han sido aún superadas. Y justamente en estos días del 18 al
25 de enero, se desarrolla la anual Semana de oración por la unidad de los cristianos,
un momento siempre grato a los creyentes y a las comunidades, que despierta en todos
el deseo y el compromiso espiritual de la plena comunión. En este sentido ha sido
muy significativa la vigilia que he podido celebrar hace casi un mes, en esta Plaza,
con millares de jóvenes de toda Europa y con la comunidad ecuménica de Taizé; un momento
de gracia en el cual hemos experimentado la belleza de formar en Cristo una cosa
sola. Animo a todos a rezar juntos para que podamos realizar “Aquello que el Señor
exige de nosotros” (cfr Mi 6,6-8), como dice este año el tema de la Semana; un tema
propuesto por algunas comunidades cristianas de la India, que invitan a caminar con
decisión hacia la unidad visible entre todos los cristianos y a superar, como hermanos
en Cristo, todo tipo de injusta discriminación. El viernes próximo, al concluir estas
jornadas de oración, presidiré las Vísperas en la Basílica de San Pablo extramuros,
en presencia de los Representantes de las otras Iglesias y Comunidades eclesiales.
Queridos amigos, a la oración por la unidad de los cristianos quisiera agregar
todavía una vez mas la oración por la paz, para que, en los diversos conflictos por
desgracia en acto, cesen las masacres de civiles inermes, tenga fin toda violencia,
y se encuentre el coraje del diálogo y de la negociación. Para ambas intenciones,
invoquemos la intercesión de María Santísima, mediadora de gracia. Traducción
del italiano: Patricia Ynestroza-RV-@pattynesc
Saludos del Papa,
en otras lenguas, tras la oración mariana del Ángelus
Terminada
la oración dominical del Ángelus, el Santo Padre saludó, en una mañana desapacible
y lluviosa en Roma, a los miles de peregrinos reunidos con él en la plaza de san Pedro.
El primer milagro de Jesús en Cana y la Semana de Oración por la unidad de los cristianos
fueron también los temas centrales de los saludos que el Santo Padre dirigió en otras
lenguas a los fieles.
“Pidamos a Dios por el don de la unidad por la que Jesús
oró”, exhortó el Papa a los peregrinos francófonos. “Comprometámonos a amarnos unos
a otros para que el mundo crea. Que el Señor obtenga para nosotros, especialmente
en este Año de la fe, la conversión del corazón y el espíritu para que la comunión
entre los bautizados sea eficaz.
Saludando en inglés, Benedicto XVI ha pedido
unir “nuestras oraciones a las de nuestros hermanos y hermanas de todas las Iglesias
y las comunidades, para dedicarnos cada vez más intensamente a trabajar para nuestra
unidad visible en Jesucristo”.
Un cálido saludo de bienvenida lo ha dedicado
Benedicto XVI a los siempre numerosos grupos de lengua alemana a los que, hablando
del milagro de Jesús en las bodas de Caná, ha invitado a confiar en la intercesión
de María siguiendo la palabra de Jesucristo para así caminar con Dios.
Hablando
en portugués, el Papa ha invocado asimismo la solicitud maternal de la Virgen María
para que en cada hogar cristiano, se mantenga viva la llama de la fe, el amor y la
armonía, como preciosa herencia que los padres han de entregar a sus hijos. ¡Salud,
paz y gracia del Señor para todas vuestras familias y pueblos!
Finalmente a
los peregrinos polacos el Pontífice ha pedido que la respuesta a la semana de Oración
por la Unidad de los cristianos sea efectivamente “la oración, el diálogo ecuménico
sincero, la búsqueda de la verdad, los gestos de comprensión mutua y la reconciliación.
Que el Espíritu Santo nos una en la común profesión de fe y haga que ‘todos seamos
uno’". (ER - RV)