2013-01-19 12:52:25

Caridad, ética y antropología cristiana, por el bien de la humanidad: alienta el Papa


(RV).- Ante los graves desafíos éticos epocales, que corren el riesgo de esclavizar al hombre, Benedicto XVI reiteró la misión de la Iglesia de tutelar y promover la dignidad humana de la vida y del matrimonio, alianza fecunda entre hombre y mujer, en su denso discurso a la plenaria del Pontificio Consejo Cor Unum, que en este Año de la Fe, eligió como tema «Caridad, nueva ética y antropología cristiana».

Recibiendo con alegría y gratitud a los participantes en este encuentro y agradeciendo al Card. Robert Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, el Santo Padre extendió su saludo cordial a cuantos obran al servicio de la caridad de la Iglesia, - cuyo «testimonio puede abrir la puerta de la fe a tantas personas que buscan el amor de Cristo» - haciendo hincapié en que con su reciente Motu proprio Intima Ecclesiae natura, ha querido reiterar el sentido eclesial de este dicasterio, conocido como el de la caridad del Papa.

Benedicto XVI recordó los estrechos lazos entre amor y verdad y entre fe y caridad afianzada en Cristo y el Evangelio, haciendo hincapié en la dimensión profética de la fe que instila verdad en la misma caridad, y señalando el criterio correcto para evaluar las expresiones de caridad en el contexto del mundo actual.

En cada época, cuando se aparta del proyecto del amor divino, el hombre ha sido víctima de tentaciones culturales, recordó el Papa, refiriéndose luego a las ideologías que alababan el culto de la nación, de la raza, de la clase social, verdaderas idolatrías, así como el capitalismo salvaje, con el culto de provecho, que acaba en crisis, desigualdades y miserias...

Poniendo en guardia contra la trágica reducción antropológica que se intenta promover en la actualidad, que vuelve a presentar el antiguo materialismo hedonista, al que se añade un ‘prometeísmo tecnológico’, el Santo Padre señaló que del connubio entre una visión materialista del hombre y el gran desarrollo de la tecnología emerge una antropología atea: causando insidias que presentan lo que es técnicamente posible como si fuera moralmente lícito y todo experimento como si fuera aceptable, así como se consiente toda política demográfica y se legitima toda manipulación: RealAudioMP3

«La fe y el sano discernimiento cristiano nos inducen por lo tanto a prestar una atención profética a esta problemática ética y a la mentalidad subrepticia que la impulsa. La justa colaboración con instancias internacionales en el campo del desarrollo y de la promoción humana no deben hacernos cerrar los ojos ante estas graves ideologías y los Pastores de la Iglesia - que es «columna y pilar de la verdad» ( 2 Tm 3,15) – tienen el deber de poner en guardia contra estas derivas, tanto a los fieles católicos, como a todas las personas de buena voluntad y recta razón. Se trata de una deriva negativa para el hombre aunque se disfrace de buenos sentimientos, de un presunto progreso o de presuntos derechos, o de un presunto humanismo».

Ante esta realidad, Benedicto XVI recordó cuál es el deber de todo cristiano, en particular de los que están comprometidos en actividades caritativas en la sociedad actual: RealAudioMP3

«Ciertamente debemos ejercer una vigilancia cristiana y a veces rechazar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorecen acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana. Pero positivamente la Iglesia está siempre comprometida en promover al hombre según el diseño de Dios, en su dignidad integral, en el respeto de su doble dimensión vertical y horizontal. A ello tiende también la acción de un desarrollo de los organismos eclesiales. La visión cristiana del hombre, en efecto es un gran ‘sí’ a la dignidad de la persona llamada a la íntima comunión con Dios, una comunión filial, humilde y confiada. El ser humano no es ni un individuo absoluto, ni un elemento anónimo de la colectividad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y a la socialización. Por lo tanto, la Iglesia reitera también su gran ‘sí’ a la dignidad y a la belleza del matrimonio como expresión de fiel y fecunda alianzan entre el hombre y la mujer y su ‘no’ a filosofías como la de género se motiva con el hecho de que la reciprocidad masculina y femenina es expresión de la belleza de la naturaleza querida por el Creador».


(CdM - RV)







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