(RV).- (Audio) “La búsqueda de la
verdad era para ellos más importante que las burlas del mundo, aparentemente inteligente”.
Así decía el Papa en la homilía de la Epifanía, reflexionando sobre el coraje de los
magos, y aplicaba esta reflexión a la misión de los nuevos obispos, que hoy muy frecuentemente
deben ir contra corriente porque “la humildad de la fe, del creer junto con la fe
de la Iglesia de todos los tiempos, se encontrará siempre en conflicto con la inteligencia
dominante”. “Nada impide extender la amplitud del discurso. El Papa continuaba explicando
que “el agnosticismo ampliamente imperante hoy tiene sus dogmas y es extremadamente
intolerante frente a todo lo que lo pone en tela de juicio”. Contradecir las orientaciones
dominantes requiere coraje - “valerosos” dice el Papa Benedicto. La actualidad de
estas palabras no necesita de muchos comentarios, dada la multiplicidad de los ejemplos
posibles. Pero no menos significativo es cuando el Papa añade nuevamente: “ese valor
o fortaleza no consiste en golpear con violencia, en la agresividad, sino en el dejarse
golpear y enfrentarse a los criterios de las opiniones dominantes”. Aún si los modos
concretos con los cuales los diversos miembros y componentes de las comunidades eclesiales
tendrán que buscar cada vez el modo mejor para colocarse y actuar según sus propias
tareas en las situaciones específicas en las que se encuentren, el Papa da a todos
una lección fundamental de espíritu evangélico, premisa esencial del testimonio cristiano.
Es necesario entonces hacer verdaderamente todo lo posible para que se comprenda,
por las palabras como por los actos, que aquello que la iglesia busca, siguiendo la
verdad, no es el prevalecer de un propio interés o visión particular, sino el verdadero
bien de cada uno y de todos. Porque Dios –y por lo tanto la Iglesia-, ama a todas
sus creaturas y quiere que vivan en plenitud. Y esto va anunciado sin temor. Concluye
el Papa: “El temor de Dios libera del temor de los hombres. Hace libres”. Traducción:
Radio Vaticano