Asamblea plenaria ordinaria de la Conferencia Episcopal Venezolana
(RV).- Del 7 al 11 de este mes la Conferencia Episcopal Venezolana celebra su nonagésimo
novena Asamblea plenaria ordinaria con una agenda de trabajo que incluye temas propios
de la fe católica, sin descuidar los aspectos actuales de la vida pública nacional.
Algunos de los temas pastorales a tratar están relacionados con la acción evangelizadora
de la Iglesia en el país teniendo en cuenta la convocatoria del Año de la Fe hecha
por Benedicto XVI, la celebración de los 50 años del Concilio Vaticano II, que renovó
la Iglesia a escala mundial, la participación de Venezuela en la Jornada Mundial de
la Juventud de Río de Janeiro y la causa de beatificación del doctor José Gregorio
Hernández, entre otros.
Mons. Diego Padrón, arzobispo de Cumaná y Presidente
del episcopado afirmó ayer en la apertura que está en riesgo la estabilidad política
y social de la nación, puesto que éste es un momento difícil e incierto con rasgos
que dibuja una compleja situación que podría conducir al país a una encrucijada peligrosa.
El arzobispo señaló que "lo que desean y esperan todos los venezolanos es que los
poderes públicos respeten y sigan en todo a la Constitución, que jamás actúen fuera
o en contra de ella".
Mientras tanto, el presidente venezolano permanece hospitalizado
en Cuba desde que el pasado 11 de diciembre tras haber sido operado. Según el último
reporte del Gobierno, Hugo Chávez padece una insuficiencia respiratoria por una severa
infección pulmonar, lo que, a falta de confirmación oficial, descarta su presencia
en el acto de asunción presidencial que debería tener lugar el próximo 10 de enero.
Mons. Padrón celebró asimismo que durante la enfermedad del presidente se haya puesto
de relieve "el sentimiento religioso y la actitud cristiana" de los venezolanos. "Ha
sido hermoso ver como los partidarios y los adversarios del presidente han coincidido
en presentar oraciones y ofrendas a Dios por su pronta recuperación y regreso a juramentarse
como lo que más conviene al país”. Porque “asumir la actitud contraria sería no solamente
una actitud anticristiana si no incluso inhumana y antivenezolana".