Existe el amor más fuerte que todas las adversidades
REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
(RV).- (Audio) Una fuerza combativa
superior a la de las armas más sofisticadas; al poder del dinero, la influencia política
y social; una fuerza capaz de vencer lo que amenaza y destruye a la persona humana:
al egoísmo asesino y suicida; a la soledad; al miedo; a la adicción; al sinsentido;
a la desesperanza.
Eso es lo que se ofrece a la vista de aquellos pastores
de Belén que corrieron por el campo para ver lo que les había anunciado el ángel misterioso.
Ven a una mujer joven, frágil que ha vencido la intemperie, la pobreza, las adversidades
con solo su amor por el hijo. Que ayudada por José, con el solo amor por ese niño
han vencido. A dado a luz a su hijo sano y salvo. Aún en esa situación de extrema
pobreza y de intemperie son una familia que se ama. Felices porque viven en carne
propia la victoria del amor. Experimentan que el amor es una fuerza poderosa que protege,
sostiene, nutre.
Lo único que hay en el pesebre es el calor y la luz del amor
de una familia pobre, pero inmensamente fuerte. Y ese amor victorioso trae una alegría
y una esperanza muy concreta que se contagia, que se difunde, que se comunica. Si
en esas condiciones hay vida plena en el amor, alegría, esperanza, quiere decir que
todos podemos tener esperanza; que aunque esa vida sea frágil, es una semilla que
puede hacer florecer el desierto si aceptamos a Jesús en el pensamiento, en el corazón,
en la vida.
El trabajo duro de estos hombres a la intemperie los hace capaces
de percibir lo esencial, lo más importante y necesario de la vida. No están anestesiados.
No están drogados por la comodidad, ni este hecho religioso puede ser droga para ellos
porque tienen los pies bien puestos sobre esa tierra que alimenta a sus ovejas, donde
también hay amor, al menos en la Sagrada Familia.