La caridad y la justicia siguen siendo actuales en nuestro mundo complejo, el Papa
a la hora del ángelus
(RV).- (Con audio) La caridad impulsa a estar atento al otro, sin justificaciones
para defender los propios intereses, dijo Benedicto XVI al introducir este mediodía
la oración mariana del ángelus del Tercer Domingo de Adviento. A los peregrinos procedentes
de América Latina y de España, reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa les recordó
que Dios viene a tomarnos de la mano, incluso en las dificultades de la vida:
Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular
a los fieles de diversas parroquias de Valencia. Cercana ya la Navidad, la liturgia
repite este domingo las palabras del Apóstol Pablo: “Gaudete”, estad alegres. El Señor
está cerca. Es una alegría que llena el corazón de quienes, aun en las dificultades,
saben que Dios viene a tomarnos de su mano, para no abandonarnos jamás. Id preparando
el Nacimiento en vuestros hogares con la expectación y ternura con la que María esperaba
acoger la venida al mundo del Salvador de todos los hombres. Que Ella os acompañe
y os anime especialmente en estos días. Feliz domingo.
Texto completo de
la alocución del Papa:
Queridos hermanos y hermanas:
El Evangelio de
este tercer Domingo de Adviento presenta nuevamente la figura de Juan el Bautista,
y lo representa mientras habla a la gente que se dirige hacia él en el río Jordán
para hacerse bautizar. Dado que Juan, con palabras penetrantes, exhorta a todos a
prepararse a la venida del Mesías, algunos se preguntan: “¿Qué debemos hacer?” (Lc
3, 10.12.14). Estos diálogos son muy interesantes y se revelan de gran actualidad.
La
primera respuesta está dirigida a la muchedumbre en general. El Bautista dice: “El
que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer,
que haga lo mismo” (v. 11). Aquí podemos ver un criterio de justicia, animado por
la caridad. La justicia pide que se supere el desequilibrio entre quien tiene lo superfluo
y a quien le falta lo necesario; la caridad impulsa a estar atento al otro y a salir
al encuentro de su necesidad, en lugar de encontrar justificaciones para defender
los propios intereses. Justicia y caridad no se oponen, sino que ambas son necesarias
y se completan recíprocamente. “El amor siempre será necesario, incluso en la sociedad
más justa”, porque “siempre se darán también situaciones de necesidad material en
las que es indispensable una ayuda que muestre un amor concreto al prójimo” (Encíclica
Deus caritas est, 28).
Y después vemos la segunda respuesta a algunos “publicanos”,
es decir, recaudadores de impuestos por cuenta de los romanos. Ya por esto los publicanos
eran despreciados, y también porque con frecuencia se aprovechaban de su posición
para robar. A ellos el Bautista no les dice que cambien de oficio, sino que exijan
sólo cuanto ha sido fijado (Cfr. v. 13). El profeta, en nombre de Dios, no pide gestos
excepcionales sino, ante todo, el cumplimiento honrado de su propio deber. El primer
paso hacia la vida eterna es siempre la observancia de los mandamientos; en este caso
el séptimo: “No robar” (Cfr. Es 20, 15).
La tercera respuesta se refiere a
los soldados, otra categoría dotada de cierto poder y, por tanto, tentada de abusar
de él. A los soldados Juan les dice: “No hagan extorsión a nadie (...), y conténtense
con su salario” (v. 14). También aquí, la conversión comienza con la honradez y el
respeto de los demás: una indicación que vale para todos, especialmente para quien
tiene mayores responsabilidades.
Considerando en su conjunto estos diálogos,
llama la atención lo concreto de las palabras de Juan: desde el momento en que Dios
nos juzgará según nuestras obras es allí, en los comportamientos, donde es necesario
demostrar que se sigue su voluntad. Y precisamente por esto las indicaciones del Bautista
son siempre actuales: también en nuestro mundo tan complejo, las cosas irían mucho
mejor si cada uno observara estas reglas de conducta. Oremos entonces al Señor, por
intercesión de María Santísima, a fin de que nos ayude a prepararnos a la Navidad
dando buenos frutos de conversión (Cfr. Lc 3, 8).
Después del rezo del ángelus
y del responso por los fieles difuntos, el Papa saludó en diversas lenguas a los grupos
de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro.
Hablando en italiano, Su
Santidad recordó que desde el próximo 28 de diciembre y hasta el 2 de enero, se celebrará
en Roma el Encuentro europeo de jóvenes, organizado por la comunidad de Taizé. Por
esta razón, el Pontífice agradeció a las familias que, siguiendo la tradición romana
de acogida, han dado su disponibilidad para hospedar a estos jóvenes. Y agradeciendo
a Dios porque las peticiones son superiores a las expectativas, renovó el llamamiento
que ya había dirigido a las parroquias, a fin de que otras familias, con gran sencillez,
puedan vivir esta bella experiencia de amistad cristiana.
Al saludar en su
idioma a los fieles polacos, el Santo Padre les manifestó su cercanía espiritual,
de modo particular, a quienes en Polonia forman parte de la “Obra Natalicia de Ayuda
a los Niños”. “Deseo – les dijo – que esta iniciativa caritativa y ecuménica, un gesto
de ayuda concreta ofrecida a los necesitados, lleve la alegría a los corazones de
muchos niños. Que la llama de las velas encendidas en las familias durante la cena
de la Vigilia de Navidad sea el símbolo de esta iniciativa. Que Dios premie la generosidad
de los corazones y que bendiga a todos”.
En italiano el Papa dirigió un saludo
especial a los niños de Roma que acudieron a este encuentro para la tradicional bendición
de las imágenes del Niño Jesús. “Amadísimos – les dijo – mientras bendigo las estatuillas
de Jesús que pondrán en sus pesebres, los bendigo de corazón, a cada uno de ustedes
y a sus familias, así como a sus educadores y al Centro de los Oratorios Romanos”.
Por
último, el Pontífice saludó a los peregrinos italianos, en particular a los fieles
de Palazzo Adriano, Porto San Giorgio, Grottammare, San Lorenzello, Atella, Bucchianico
y Valmontone. De la misma manera, Su Santidad saludó al grupo de estudiantes del Instituto
De Merode de Roma junto a sus compañeros australianos de Adelaide; y a los representantes
de la agencia de información religiosa Zenit. A todos el Santo Padre deseó feliz domingo
y buen camino espiritual hacia Belén.