Por: Padre Federico Lombardi S.J, director de la Sala de Prensa de la Santa Sede Trabajar
por la Paz (RV).- (Audio) El mensaje del Papa
para la próxima Jornada Mundial de la Paz, el 1° de enero de 2013, se titula “Bienaventurados
los que buscan la paz”, como dice la Bienaventuranza evangélica. Quienes se encomiendan
a Dios y a sus promesas “son considerados frecuentemente por el mundo como ingenuos
o alejados de la realidad” y sin embargo –dice el Papa Benedicto- podrán vivir “la
experiencia gozosa de un don inmenso”.
El mensaje va contracorriente por
muchos aspectos: reafirma que la condición previa de la paz” es “el desmantelamiento
de la dictadura del relativismo moral y del presupuesto de una moral totalmente autónoma,
que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita
por Dios en la conciencia de cada hombre”. Por esto vuelve a la defensa de la vida,
del matrimonio, de la libertad religiosa y del derecho de objeción de consciencia.
Pero
además, en el contexto actual de crisis, insiste en la función social del Estado,
sobre el derecho al trabajo, sobre el hecho de que la crisis por alimentos es más
grave de aquella financiera; sobre la necesidad de un modelo de desarrollo impostado
ya no sobre la ganancia y el egoísmo sino sobre el bien común, sobre la fraternidad
y el valor del don gratuito. Para la paz se educa con clarividencia en la familia,
en la escuela y en la comunidad religiosa y civil; con una verdadera pedagogía atenta
a las palabras, a los gestos, a las actitudes.
Hace cincuenta años Juan
XXIII publicaba la famosa encíclica “Pacem in terris” y decía que las columnas
de la paz son la verdad, la libertad, el amor y la justicia. Porque la paz es un
orden vivificado e integrado por el amor, capaz de sentir propias, las necesidades
de los demás y hacer partícipes a los demás de los propios bienes. Tal vez esto parezca
ingenuo, pero todos sabemos que es justo. Una vez más intentémoslo.
Traducción:
Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticano / @pjuregui