2012-11-30 14:46:50

Urge anunciar juntos la Buena Noticia de Dios al mundo de hoy, el Papa a Bartolomé I


(RV).- Benedicto XVI se unió espiritualmente a la oración por la paz en el mundo entero, por la prosperidad de las santas Iglesias de Dios y por la unidad, que Su Santidad Bartolomé I, Arzobispo de Constantinopla y Patriarca Ecuménico elevó en la Divina liturgia, celebrada en honor de san Andrés, este 30 de noviembre, en la Sede patriarcal en Estambul.

Por medio de un mensaje autógrafo, del que fue portador el enviado especial del Santo Padre, el Cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, el Papa, como hermano en la fe, destaca la importancia del intercambio de Delegaciones entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla, que se celebra cada año, con motivo de sus respectivas fiestas patronales - de San Andrés, en el Fanar y de los Santos Pedro y Pablo en Roma –

Intercambio que testimonia de forma concreta los lazos de proximidad fraterna que nos unen, escribe Benedicto XVI, subrayando que es una comunión profunda y real, aunque todavía imperfecta, que no se basa en razones humanas de cortesía o de conveniencia, sino en la fe común en el Señor Jesucristo, cuyo Evangelio de salvación nos ha llegado gracias a la predicación y al testimonio de los apóstoles, sellado por la sangre del martirio.

Tras hacer hincapié en que con esta sólida base, podemos avanzar juntos con confianza, en el camino que conduce a la restauración de la plena comunión, el Papa destaca que en este camino, gracias al apoyo continuo y activo de Su Santidad, hemos logrado progresos importantes, por lo que le expresa su profunda gratitud al Patriarca Bartolomé I.

Y si bien el camino por recorrer puede parecer largo y difícil, Benedicto XVI asegura la intención de proseguir en esta dirección, confortados por la oración que nuestro Señor Jesucristo dirigió al Padre: "Que todos sean uno en nosotros para que el mundo crea "(Jn 17, 21).

En particular, el Papa renueva su gratitud al Arzobispo de Cosntantinopla por las palabras que pronunció al final de la celebración del quincuagésimo aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y de la apertura del Año de la Fe, que tuvo lugar en Roma en octubre.

“Todavía tengo un recuerdo grato e intenso de su visita a Roma en esta ocasión, en la que hemos tenido la oportunidad de renovar los lazos de nuestra amistad sincera y auténtica”, escribe también Benedicto XVI, para luego reiterar que esta amistad sincera se afianza en una “gran visión común de las responsabilidades a las que estamos llamados como cristianos y como Pastores del rebaño que Dios nos ha confiado”. Y es la razón de la “gran esperanza de que crezca cada vez más la colaboración en la urgente tarea de brindar con renovado vigor el testimonio del mensaje del Evangelio al mundo contemporáneo”.

Benedicto XVI agradece asimismo con todo su corazón a Su Santidad y al Santo Sínodo del Patriarcado Ecuménico por haber querido enviar a un delegado fraterno a Roma, para participar en a la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema: "La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana".

El Papa recuerda que “el desafío más urgente, en el que siempre nos hemos encontrado totalmente de acuerdo con Su Santidad, es hoy es el de cómo hacer llegar el anuncio del amor misericordioso de Dios a los hombres de nuestro tiempo, tan a menudo distraídos, más o menos incapaces de profunda reflexión sobre el sentido de su propia existencia, al estar como atrapados en proyectos y utopías que sólo pueden dejar decepcionados. La Iglesia no tiene otro mensaje que "la Buena Noticia de Dios" (Rm 1, 1) y no tiene ningún otro método que el anuncio apostólico, apoyada y avalada por el testimonio de la santidad de la vida de sus pastores y del pueblo de Dios.

“El Señor Jesús nos dijo que "la mies es mucha" (Lc 10, 2), y no podemos aceptar que se pierde a causa de nuestras debilidades y de nuestras divisiones”, señala Benedicto XVI, que concluye su mensaje renovando sus mejores felicitaciones con un abrazo fraterno en Cristo Señor.


(CdM - RV)







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