El artista: testigo privilegiado de la belleza de la fe, mensaje del Papa a las Pontificias
Academias
(RV).- Con el mensaje del Santo Padre Benedicto XVI en ocasión de la XVII Sesión Pública
de las Pontificias Academias, la tarde del 21 de noviembre, en Roma, en el Aula Magna
del Palazzo San Pio X; tuvo lugar el encuentro dedicado al tema “Pulchritudinis
fidei testis. El artista, como la Iglesia, testigo de la belleza de la fe”. Los
trabajos fueron introducidos por el Card. Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio
Consejo de la Cultura y del Consejo de Coordinación entre Academias Pontificias.
El
mensaje del Papa fue leído por el Cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone,
antes de la entrega de los nombramientos al Presidente, Secretario y Académicos de
la neo constituida Pontificia Academia Latinitas y el Premio de las Pontificias
Academias a los ganadores de este año.
El Papa dirige su menaje al
cardenal Gianfranco Ravasi, y en él además de saludar también al Consejo de Coordinación,
a los Cardenales, Obispos, Sacerdotes, Religiosas, Religiosos, Embajadores y público
en general, dedica un particular pensamiento a las Autoridades y a los Académicos
de la Pontificia Academia Latinitatis apenas instituida con el Motu ProprioLatinaLingua para dar un renovado vigor al conocimiento, estudio
y uso de la lengua latina, tanto en la Iglesia como en las Instituciones universitarias
y escolares.
En efecto el Presidente es el Prof. Ivano Dionigi, a quien
el Papa auspicia una actividad fecunda en la promoción del latín que –como indica-
requiere de ser transmitido a las nuevas generaciones. Aludiendo al tema de esta sesión,
“Pulchritudinis fidei testis. El artista, como la Iglesia, testigo de la belleza
de la fe”, el Papa recuerda el íncipit del Motu Proprio con el que se instituye
la unión de la Pontificia Comisión para los Bienes Culturales de la iglesia con el
Pontificio Consejo de la Cultura para hacer una más orgánica integración en el ámbito
de la misión del Dicasterio.
Esta iniciativa que nace en el Año de la
fe, tiene como objetivo el de nuevamente proponer a todos los fieles la fuerza y la
belleza de la fe, gran inspiración del Concilio Ecuménico Vaticano II. El mensaje
recuerda que en la apertura del Año de la fe, el Santo Padre hizo entrega de los Mensajes
del Concilio a los representantes de las varias categorías entre ellas la de los artistas.
“En el denso y profundo Mensaje del Concilio a los artistas está maravillosamente
sintetizado el recorrido que la Iglesia del XX siglo, sobre todo mediante la acción
certera y constante del Siervo de Dios Pablo VI había emprendido para reavivar el
diálogo con el mundo de las artes, cada vez más lejano del horizonte de sentido y
de la experiencia de fe propuestos por la Iglesia. El impulso al diálogo impreso por
el Concilio Vaticano II se tradujo en otros momentos y gestos igualmente significativos
cuanto decisivos. El Beato Juan pablo II quiso escribir una Carta a los artistas en
la vigilia del Gran Jubileo del año 2000, confiando a la Iglesia y a los artistas
una Piedra angular en el camino de diálogo y colaboración. De aquel famoso texto quisiera
citar: «Toda forma auténtica de arte es, a su modo, una vía de acceso a la realidad
más profunda del hombre y del mundo. Por ello, constituye un acercamiento muy válido
al horizonte de la fe, donde la vicisitud humana encuentra su interpretación completa.
Este es el motivo por el que la plenitud evangélica de la verdad suscitó desde el
principio el interés de los artistas, particularmente sensibles a todas las manifestaciones
de la íntima belleza de la realidad» (n. 6)”.
El Papa expresa que él mismo,
queriendo solicitar una vez más este diálogo tan necesario y vital encontró una numerosa
representación de artistas en la Capilla Sixtina el 21 de noviembre de 2009, ocasión
en la que se dirigió a este ámbito de la vida social con un intenso llamamiento en
el que reafirmaba la voluntad de la Iglesia de “volver a encontrar la alegría de la
reflexión común y de una acción concorde, para colocar nuevamente en el centro de
la atención de la Comunidad eclesial como de la sociedad civil y del mundo de la cultura
el tema de la belleza”.
Benedicto XVI alude a la figura del artista
como a la de un testigo privilegiado de la belleza de la fe, capaz de participar con
su específica y original contribución a la misma vocación y misión de la Iglesia,
en particular cuando, en las diversas expresiones del arte, quiera o esté llamado
a realizar obras de arte directamente conexas a la experiencia de fe y al culto, a
la acción litúrgica de la Iglesia, cuya centralidad viene definida por el Concilio
Vaticano II con la conocida expresión “fons et culmen” (Cost. Sacrosanctum
Concilium, 10).
Además el Sucesor de Pedro expresa su vivo deseo al
inicio del Año de la fe de invitar calurosamente a todos los artistas cristianos,
así como a los que se abren al diálogo con la fe, a recorrer el camino trazado por
Pablo VI, para hacer que su recorrido artístico pueda ser, y mostrarse siempre más
luminosamente, como un itinerario integral, en el que todas las dimensiones de la
existencia humana participen, en modo tal de dar testimonio eficaz de la belleza de
la fe en Jesucristo, imagen de la gloria de Dios que ilumina la historia de la humanidad.
Citamos textualmente el último párrafo de la Carta del Papa: “Para alentar
a cuantos entre los artistas más jóvenes, quieran ofrecer la propia contribución para
la promoción y la realización de un nuevo humanismo cristiano mediante la búsqueda
artística, acogiendo la propuesta formulada por el Consejo de Coordinación entre Academias,
tengo el agrado de asignar ex aequo el Premio de las Pontificias Academias,
este año dedicado a las artes y particularmente a los ámbitos de la pintura y de la
escultura, a una escultora polaca, Anna Gulak y a un Pintor David López Ribes. Deseo,
además que, como signo de aprecio y de aliento, se ofrezca la Medalla del Pontificado
al joven escultor italiano Jacopo Cardillo. Auspicio, por último, a todos los Académicos
un compromiso siempre más apasionado en los respectivos campos de actividad, tomando
también la preciosa oportunidad del Año de la fe, y, mientras confío a cada uno a
la materna protección de la Virgen María, la Tota Pulchra, modelo de la fe
de los creyentes, de corazón imparto a Usted, Señor Cardenal, y a todos los presentes
una especial Bendición Apostólica”, concluye el mensaje del Papa a las Pontificias
Academias.