Como los apóstoles, el Papa y los obispos del mundo
(RV).- (con audio) Cuán importante es el hombre para Dios y Dios para el hombre. En
el Cenáculo, como los discípulos, con la Madre de Jesús. Mientras nos encaminamos
a la solemne clausura del Sínodo sobre la nueva Evangelización, que presidirá Benedicto
XVI el próximo domingo, vuelven a resonar las palabras del Papa en Loreto. Cuando
renovó la invocación del Beato Juan XXIII a María - Madre dulcísima - Auxilium Episcoporum
– rogando que obtenga para el obispo de Roma y para todos los obispos del universo,
«la gracia de entrar en el aula conciliar de la Basílica de San Pedro como entraron,
en el Cenáculo, los Apóstoles y los primeros discípulos de Jesús: con un corazón solo,
una sola palpitación de amor a Cristo y a las almas, un solo propósito de vivir y
de inmolarnos por la salvación de los individuos y de los pueblos».
Como hizo
el Papa Roncalli a los pies de la Virgen de Loreto, Benedicto XVI invitó a contemplar
el misterio y suceso más grande de la historia: «a reflexionar sobre aquella conjunción
del cielo con la tierra que fue el objetivo de la Encarnación y de la Redención»,
reiterando que «el mismo Concilio tenía como objetivo concreto extender cada vez más
el rayo bienhechor de la Encarnación y Redención de Cristo en todas las formas de
la vida social»: (cf. AAS 54 [1962], 724).
«Ésta es una invitación que
resuena hoy con particular fuerza. En la crisis actual, que afecta no sólo a la economía
sino a varios sectores de la sociedad, la Encarnación del Hijo de Dios nos dice lo
importante que es el hombre para Dios y Dios para el hombre. Sin Dios, el hombre termina
por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la solidaridad y el amor, las cosas materiales
sobre los valores, el tener sobre el ser. Es necesario volver a Dios para que el hombre
vuelva a ser hombre. Con Dios nunca llega a faltar el horizonte de la esperanza incluso
en los momentos difíciles, de crisis: la Encarnación nos dice que nunca estamos solos,
Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña».