(RV).- (Con audio) Así titula nuestro Director General,
el P. Federico Lombardi, su editorial semanal “Octava Dies” del Centro Televisivo
Vaticano:
Mientras el
Sínodo reunido en Roma continúa su laborioso camino de reflexión sobre el tema ilimitado
de la "nueva evangelización", buscando temas unificadores e hilos conductores entre
las centenares de intervenciones pronunciadas en los días pasados por obispos, huéspedes
y observadores, la ceremonia de canonización del domingo 21 de octubre irrumpe sobre
la escena como un haz potente de luz y alegría. Bien siete
beatos son proclamados modelos de santidad para toda la Iglesia. Sacerdotes, religiosos,
religiosas, laicos, laicas. Hombres y mujeres. Vivieron en Europa, Asia, África, América,
Oceanía. Desde el jesuita misionero en tierras lejanas que muere mártir en Madagascar,
al sacerdote educador y formador de jóvenes en dificultad, a la enferma que desarrolla
por décadas en su cama la misión espiritual preciosa del sufrimiento. Desde el joven
catequista laico filipino, mártir también él, a la religiosa dedicada a la cura de
los leprosos y a aquella que se gasta por la educación de niñas, jóvenes, obreras.
Y, verdadera flor de este grupo maravilloso, la joven Kateri Tekakwita, fruto extraordinario
del primer anuncio de la fe entre las tribus de los indios de América.
Los
santos, desde siempre, son los testigos más creíbles de la fe cristiana, de la presencia
viva y operante del Espíritu de Jesús resucitado, de la transformación de la humanidad
gracias a la potencia misteriosa del Evangelio. Sin ellos la Iglesia no vive, menos
aún difunde eficazmente el Evangelio en medio de un mundo que quizás tiene dificultad
de aceptarlo, pero tiene una necesidad inmensa de reencontrar gratuidad de amor, alegría
y esperanza, que no sabe de dónde sacar. También la nueva evangelización repartirá
desde los santos de nuestro tiempo.