(RV).- (Con audio)
Un grupo singular
de personas ruegan juntos que Dios les encienda el corazón con su amor, para poder
iluminar el mundo. Los que piden este fuego que ilumina y abraza en el amor de Dios,
son 250 obispos de todo el mundo convocados en Roma por Benedicto XVI, para dialogar
sobre la transmisión de la fe, en el Sínodo para la Nueva Evangelización.
Piden
a Dios, porque no pueden generar por sí mismos esta luz del Amor que viene de lo alto,
como 2000 años atrás, cuando en Pentecostés descendió sobre los primeros discípulos
misioneros, el Espíritu de Amor como llamas de fuego. Y los encendió para ser testigos
de Jesús de Nazaret hasta los confines y hasta el martirio por esta fe.
Lo
inusitado, lo fuera de lo común, excepcional ahora, es el mismo diálogo que estos
hombres realizan. Son diversos completamente en lenguas, culturas, experiencias, y
sin embargo, nos dan un ejemplo único de escucha, de comunión, de búsqueda de entendimiento,
para el bien de todos y no solamente de la familia católica.