Cristo luz, centro y meta de nuestra vida, para anunciar el Evangelio
(RV).- El Crucifijo es signo
distintivo de quien anuncia el Evangelio: amor, paz, conversión y reconciliación.
Benedicto XVI, en su homilía de la Santa Misa para la inauguración de la XIII Asamblea
General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, sobre La nueva evangelización para la
transmisión de la fe cristiana, invitó a contemplar al Señor Jesús, «coronado de gloria
y esplendor, por su pasión y muerte» (Hb 2,9), para que sea centro, meta y luz de
nuestra vida:
«La Palabra de Dios nos pone ante el crucificado glorioso, de
modo que toda nuestra vida, y en concreto la tarea de esta asamblea sinodal, se lleve
a cabo en su presencia y a la luz de su misterio. La evangelización, en todo tiempo
y lugar, tiene siempre como punto central y último a Jesús, el Cristo, el Hijo de
Dios (cf. Mc 1,1); y el crucifijo es por excelencia el signo distintivo de quien anuncia
el Evangelio: signo de amor y de paz, llamada a la conversión y a la reconciliación.
Que nosotros venerados hermanos seamos los primeros en tener la mirada del corazón
puesta en él, dejándonos purificar por su gracia».