(RV).- (Con audio) Al Sínodo de los Obispos que comienza mañana y a la escucha, nuestro
Director General, el P. Federico Lombardi, dedica su editorial semanal “Octava Dies”
del Centro Televisivo Vaticano.
Una vez más
los obispos de todo el mundo han sido convocados por el Papa en Roma para un Sínodo.
Sínodo:
es decir, “hacer camino juntos”. Para escuchar qué sugiere el Espíritu del Señor y
qué indica para que el camino de la Iglesia prosiga en la justa dirección.
Al
Sínodo no se viene sólo para hablar, sino también para escuchar. Escuchar juntos la
Palabra de Dios, pero también escuchar las voces y las experiencias de otros obispos
esparcidos en el mundo. Entrelazar los diversos lenguajes para lograr seguir entendiéndose
no obstante las inmensas diversidades de situación y de cultura, y para encontrar
así, sobre las cosas esenciales, un lenguaje común, que hable a la universalidad de
la Iglesia, a su “catolicidad”, que quiere decir, precisamente, “universalidad”.
De
este modo, la escucha humilde y atenta del otro forma parte del ponerse en la escuela
del Espíritu Santo. Si esto se ha producido de modo excepcional en el Concilio Vaticano
II, puede y debe suceder, en medida menor pero real, en el Sínodo, de modo que represente
un verdadero tiempo de colegialidad de los obispos en torno al Papa en la diligencia
por la misión de la Iglesia.
El tema de la “nueva evangelización” es
absolutamente fundamental. “¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”, decía San Pablo
con su tono apasionado.
Las próximas tres semanas de Sínodo no son
un congreso de estudio. Deben ser un tiempo espiritual vivido con intensidad por quien
sabe que está en juego el mensaje de la salvación, el conocimiento de Jesús en el
mundo de hoy y de mañana, para que “El Hijo del hombre, cuando regrese, encuentre
aún la fe en la Tierra”. Que los obispos se escuchen entre ellos y escuchen al Espíritu,
y nosotros rezamos con ellos.