(RV).- (Con audio) “Las mujeres en el Concilio no fueron invitadas por casualidad:
la Iglesia estaba en fuerte transformación y Juan XXIII supo percibir este fermento
en acto. Las mujeres en la Iglesia estaban antes, durante y después del Concilio”.
Con estas palabras, Marinella Perroni, presidenta de la Coordinación de teólogas italianas,
introdujo ayer la rueda de prensa de presentación del Congreso teológico internacional
que se ha organizado para recordar la apertura del Concilio Ecuménico Vaticano II
y que concluirá el 6 de octubre en la sede del Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma.
El Congreso, titulado
“Las teólogas releen el Vaticano II: asumir una historia, preparar el futuro”, “no
pretende ofrecer una relectura del Concilio, sino de la historia que el Concilio puso
en movimiento, asumiendo lo que en estos 50 años ha sucedido: la nueva antropología,
el nuevo modo de sentirse en la historia, las carencias que hubo y los horizontes
futuros, los entramados ecuménicos interculturales”. Así lo explicó el profesor Antonio
Autiero, teólogo y miembro de la Coordinación científica internacional que ha preparado
este encuentro.
“Hay que redescubrir y profundizar el papel de las mujeres
en el Concilio y en la Iglesia”, consideró por su parte, Monseñor Domenico Sigalini,
asistente nacional de la Acción Católica Italiana y Presidente de la Comisión episcopal
para el laicado. Porque como explicó, “antes del Vaticano II, también las Congregaciones
que desarrollaban actividades apostólicas, como la educación o la atención de los
enfermos, seguían manteniendo una estructura monástica que constituía la forma plenamente
reconocida en la Iglesia. Mientras a partir del Concilio, la vida religiosa apostólica
femenina se sintió llamada a ofrecer una respuesta a las necesidades del mundo actual”.
Asimismo, sor Josune Arregui, Secretaria ejecutiva de la Unión Internacional de
Superioras Generales, comentó el hecho de que a este Congreso académico que cuenta
con 200 participantes, se han inscripto 70 religiosas, muchas de ellas procedentes
de América Latina. Y recordó al respecto que “el Concilio recomendaba el conocimiento
de las situaciones humanas, lo que llevó a muchas religiosas a una mayor apertura
y relación con el mundo, así como a establecer pequeñas comunidades en los barrios
periféricos de muchas ciudades. A la vez que destacó que de este “contraste” con
la realidad y los pobres, se generaron una serie de nuevas y creativas respuestas
a partir del Evangelio y del Carisma, que son las fuentes originales que recomendaba
el mismo Vaticano II.
La Secretaria ejecutiva de la Unión Internacional de
Superioras Generales añadió con respecto a los estudios teológicos que entonces las
facultades fueron abiertas a las mujeres sólo después del Concilio. Fue entonces
cuando muchas religiosas comenzaron a estudiar teología. Y esta formación teológica,
sumada a la inserción evangélica en las realidades del sufrimiento de nuestro mundo
es lo que, en su opinión, ha generado este nuevo rostro de una Vida Religiosa Apostólica,
a veces algo incómoda para algunos sectores de la Iglesia, pero más evangélica y más
significativa para el mundo de hoy”.
Durante esta rueda de prensa se presentaron
las publicaciones que la Coordinación de teólogas italianas ha realizado por los 50
años del Concilio, junto a la Fundación para las ciencias religiosas de Bolonia: un
volumen científico sobre la presencia y el papel de las mujeres en el Concilio, “Tantum
aurora est. Mujeres y Concilio Vaticano II”; además de “Veintitrés mujeres en el Vaticano
II”, que serán presentados la próxima semana en la feria del libro de Frankfurt.