“Un mundo con o sin Dios”: reflexiones sobre el Patio de los Gentiles en Suecia Editorial
Europeo número 3
(RV).- A mediados del mes de septiembre se ha desarrollado en Suecia el decimo segundo
“Patio de los Gentiles”. Un encuentro entre creyentes y no creyentes sobre el tema
“Un mundo con o sin Dios”, que durante dos días ha visto reunirse personas del mundo
sueco de la cultura y de la ciencia, representantes de religiones y ateos convencidos.
Suecia es un país a menudo llamado post-cristiano, donde, según las estadísticas,
la secularización ha conquistado cada vez mas terreno, y donde Dios ha debido hacerse
“a un costado”. Donde reinan “los derechos humanos” pero no “el derecho de Dios”.
Donde la elección de, si permitir nacer un hijo, y cuando, forma parte del concepto
de los derechos, como también el derecho de tener un hijo “sin defectos” y descartarlo
durante la gestación si no es así: sin defectos. Es el país donde el ministerio
de educación prohíbe a los sacerdotes decirles a los alumnos “Dios los bendiga” al
final del año escolar. Donde todos los políticos (excepto uno) han votado en el parlamento
contra la libertad de conciencia para los operadores sanitarios. Donde se copian los
mismos ritos de los sacramentos con la única diferencia que se excluye toda huella
de Dios. Es el país donde no accedes al puesto de rector universitario por que en
tu curriculum vitae haz declarado ser creyente. Según las estadísticas Dios no es
importante para los suecos. Pero en cambio si lo es. Suecia no es indiferente a Dios.
Lo sabe quien ahí vive como creyente, y experimenta estupor, curiosidad y también
desconfianza en el declararlo. Y lo sabe quien ha vivido la experiencia del Patio
de los Gentiles en Estocolmo. Era con autentico fervor que los participantes han hablado
del creer y del papel de las religiones en la sociedad. La mayor contribución
del Patio de los Gentiles ha sido conducir, en un debate abierto, a un tema que en
Suecia es considerado políticamente y culturalmente incorrecto de ser tratado en publico.
No solamente. El encuentro de dos días ha sido transmitido en la tv estatal de forma
integral (6 horas) dos veces. Evidente ha sido la apertura por parte de todos de tocar
de manera personal las cuestiones en torno al tema, apuntando mas sobre el argumento
“creer” que sobre aquel de “no creer”. Las salas estaban llenas de personas que han
escuchado en silencio durante horas, lamentándose al final solo por la falta de mas
tiempo. Uno de los aspectos traídos a la luz, y compartidos, es que el fundamentalismo
laico no es menos peligroso que el fundamentalismo religioso. Hay una enorme diferencia
entre una sociedad con Dios y una sin Dios. La sociedad sin Dios pretende colocar
al hombre al centro, un hombre que frente a las vicisitudes de la vida busca desesperadamente
el control. En cambio la sociedad que da espacio a Dios, no solo como un pensamiento
lejano, sino como partícipe presente en la vida, pone en lugar del ilusorio control
humano, la confianza. La confianza en un Dios que no me he creado yo, sino que me
ha creado. De formar parte de un plan bueno también cuando requiere sufrimiento y
sacrificio por amor. Nos encontramos ante la antigua dificultad del hombre de
tener que admitir necesitar de Dios, de serle dependiente y también deudor. El hombre
quisiera decir ‘quiero ser Dios. No me arrodillaré jamás’. Cuanta sabiduría hay en
cambio en la simple frase “Para poder estar en pie es necesario estar de rodillas”.
Cuando la vida vacila, cuando la familia o la sociedad vacilan, ésta es la respuesta
simple de los santos: “Pónganse de rodillas, sino, caerán. Dejen espacio a Dios.”
Si el mundo niega la presencia de Dios, él ciertamente no ha perdido interés por el
mundo. Continuamente tenemos necesidad de acordarnos de la justa dimensión del hombre.
Charlotta Smeds, responsable del Programa Escandinavo de Radio Vaticano (RC-RV)