Octava Dies. Editorial semanal del Padre Federico Lombardi (RV).-(Audio) Raramente el mensaje
del Papa en el curso de un viaje ha sido comprendido y acogido con admiración y consenso
casi unánime como en esta ocasión. Las voces del disenso han sido muy pocas. Justamente.
Ha sido una señal muy apreciable del sentido de responsabilidad de los comunicadores.
La misión del profeta desarmado que iba sin incertezas, decididamente, a hablar
de paz en una región y en un periodo de conflictos y protestas encendidas era un mensaje
de fuerza y de evidencia no común. Mientras en todo el entorno se continua a confiar
sobretodo en el poder y en las armas, y se alimenta el odio sin tregua, las palabras
de dialogo y de respeto reciproco, la invitación a la reconciliación, la exhortación
a los jóvenes de fe religiosa diversa a construir juntos un futuro de paz han resonado
con límpida y fascinante verdad, de la boca “de uno que habla con autoridad” a diferencia
de otros maestros que no son creíbles. Particularmente estimulante fue la acogida
de los jefes religiosos musulmanes de El Líbano, que han recibido con respeto y disponibilidad
el mensaje de paz y de colaboración entre cristianos y musulmanes para la paz en su
misma tierra, en el corazón de Oriente Medio. El respeto sincero por las creencias
del otro funda aquellos pensamientos, aquellas palabras y aquellos gestos de paz de
los que una vez más ha vuelto a hablar el Papa, y del cual existe extrema necesidad
de parte de todos y en todo el mundo, ya aldea global, para no alimentar irresponsablemente
reacciones incontroladas y violentas. El Papa y la Iglesia católica hacen su parte
por la paz en el mundo, quien tiene instrumentos de poder político, militar o de comunicación
también debe hacer su parte en este compromiso crucial para el futuro de la humanidad. Traducción
del italiano, Raúl Cabrera-RV