Que todos sean uno, el Papa en el Encuentro Ecuménico
(RV).- Antes de llegar al aeropuerto y tras despedirse de la Nunciatura en Harissa,
donde pernoctó en su estancia en Líbano, el Papa se trasladó al Patriarcado siro-católico
de Charfet, donde tuvo lugar un encuentro ecuménico con los representantes de las
otras iglesias cristianas del país. Esperaban al Santo Padre, los patriarcas ortodoxos
y los representantes de las Confesiones protestantes del Líbano, junto a los Patriarcas
católicos.
El Patriarca siro católico introdujo la asamblea con unas breves
palabras y presentó al Santo Padre a cada uno de los representantes en este encuentro
ecuménico, que tuvo un carácter privado. En el curso del evento, el Papa entregó a
los líderes de las comunidades cristianas una copia de Exhortación Apostólica Postsinodal
y dirigió unas palabras a los presentes, al final del mismo.
(Audio) Queridos hermanos,
nuestro encuentro de esta tarde es un signo elocuente de nuestro deseo profundo de
responder a la llamada del Señor Jesús, «que todos sean uno» (Jn 17,21). En estos
tiempos inestables y proclives a la violencia, que experimenta vuestra región, es
todavía más urgente que los discípulos de Cristo den un testimonio auténtico de su
unidad, para que el mundo crea en su mensaje de amor, paz y reconciliación. Es un
mensaje que todos los cristianos, y nosotros en particular, tenemos la misión de transmitir
al mundo, y que adquiere un valor inestimable en el contexto actual de Oriente Medio. Trabajemos
sin descanso para que nuestro amor por Cristo nos conduzca paso a paso hacia la plena
comunión entre nosotros. Para ello, debemos, por la oración y el compromiso común,
volver sin cesar a nuestro único Señor y Salvador. Pues, como he escrito en la Exhortación
apostólica Ecclesia in Medio Oriente, que he tenido el gozo de entregaros, «Jesús
une a quienes creen en él y le aman, entregándoles el Espíritu de su Padre, así como
el de María, su madre»
El Santo Padre ha extendido estas palabras de aliento
a todas las Iglesias y Comunidades eclesiales presentes en esta región, para que ellas
sean para todos los pueblos de la región un signo de la paz que viene de Dios y una
luz que enciende su esperanza.