No ignoro la situación, el Papa en días previos a su visita al Líbano
(RV).- «No podemos resignarnos a la violencia... mi viaje apostólico se coloca bajo
el signo de la paz, con las palabras de Cristo "Les doy mi paz" (Juan 14:27)». Benedicto
XVI recordó así – este medio día - su próximo Viaje Apostólico al Líbano, destacando
su alegría por los intensos días – del 14 al 16 – en que encontrará al pueblo libanés,
a las autoridades y a los cristianos de esta nación y de los pueblos vecinos. Abrazando
idealmente también a todas las poblaciones de Oriente Medio y conociendo sus sufrimientos,
el Papa reiteró la apremiante responsabilidad de las partes implicadas en los conflictos
y violencias y de la comunidad internacional, para promover el diálogo y la paz duradera
en toda la región, tan importante también para el mundo entero. Éstas fueron las palabras
del Santo Padre en francés:
«Queridos
peregrinos aquí presentes, o que participan en el Ángelus a través de la radio o la
televisión, en los próximos días, voy a realizar un viaje apostólico al Líbano para
firmar la Exhortación Apostólica post-sinodal, fruto de la Asamblea Especial para
Oriente Medio del Sínodo de los Obispos, celebrado en octubre de 2010. Tendré la feliz
oportunidad de encontrar al pueblo libanés y a sus autoridades, así como a los cristianos
de ese amado país y de los países vecinos. No ignoro la situación, a menudo dramática
que viven los habitantes de esa región, desgarrada desde hace tiempo por conflictos
incesantes. Comprendo la angustia de los numerosos habitantes de Oriente Medio cotidianamente
inmersos en sufrimientos de todo tipo, que afligen tristemente, y algunas veces mortalmente,
su vida personal y familiar.
Mi preocupado pensamiento se dirige a los que,
en búsqueda de un lugar de paz, abandonan su vida familiar y profesional y experimentan
la precariedad de los exiliados. Aunque parezca difícil encontrar soluciones a los
diversos problemas que afectan a la región, no podemos resignarnos a la violencia
y a la exacerbación de las tensiones. El compromiso para impulsar el diálogo y la
reconciliación tiene que ser una prioridad para todas las partes implicadas y debe
ser sostenido por la comunidad internacional, cada vez más consciente de la importancia
que tiene para el mundo entero, una paz estable y duradera en toda la región. Mi
viaje apostólico al Líbano, y por extensión a Oriente Medio en su conjunto, se coloca
bajo el signo de la paz, en referencia a las palabras de Cristo: "Les doy mi paz"
(Juan 14:27) ¡Que Dios bendiga el Líbano y Oriente Medio! ¡Que Dios los bendiga a
todos!».