De Vatileaks a Evangeleaks ¡filtra la mejor información!
jesuita Guillermo Ortiz, Radio Vaticana
(Con Audio)
La filtración
de información reservada del Vaticano es un escándalo que, según algunos, pone en
tela de juicio la capacidad de gobierno de Benedicto. Como a la difusión de documentos
reservados se la llama “wikileaks” (Leak: filtración, fuga, paso, y del hawaiano Wiki:
fácil, rápido), el jesuita Federico Lombardi denominó a esta filtración: “Vatileaks”.
El
verdadero tesoro
Refieren que unos buscadores indagaban sobre un valioso
diamante escondido en un recipiente de oro. Cuando encontraron el recipiente descubrieron
que era solo barro pintado de dorado. Y ofuscados por la falsedad arrojaron a la basura,
con el recipiente, el diamante escondido.
La información fidedigna es un tesoro,
con ella discernimos las decisiones acertadas y felices. Desde la orientación que
doy a la vida, hasta la ropa que usamos según el parte meteorológico. Pero ¿Cuál es
la información esencial? Pienso que la información esencial es algo así: Yo solo no
puedo vencer la fuerza del mal que insiste con arruinar mi existencia. Solamente por
el camino de Jesús, Hijo de Dios, y de su mano con otros, podemos liberarnos y alcanzar
la Vida plena. Solo el amor de Dios libera, sana, regenera, transforma.
Esta
“Información esencial”, positiva, que suscita esperanza, contiene ya el dato deprimente
de la debilidad y miseria humana. Es de ella que Jesús nos libera. El mal refleja
ajenos resplandores, atractivos espejismos de gozo. De ahí los naufragios en el fango
de la corrupción; que muchos se escandalicen y tropiecen con el mal ejemplo (Jesús
en el evangelio es muy duro con los que escandalizan). Sometidos por la tentación
algunos justifican su egoísmo dañino con la miseria ajena; en todas partes hay personas
que usan los flujos de la miseria humana para esconder o sostener negocios sucios;
también en mezquino provecho propio tantos medios y des-informadores insisten en revolver
y difundir estas miserias solamente. Aún cuando es verdad, es parcial. No es toda
la verdad.
Paulo de Tarso afirma: “llevamos un tesoro en vasijas de barro”.
La Iglesia es de barro, como ese recipiente pintado de dorado. No brilló, ni brilla
y nunca brillará por si sola. Únicamente cuando “filtra”; cuando “transparenta” su
verdadero tesoro: Jesús de Nazaret resucitado.
Tesoro y Poder
No
tengo poder porque conozco tu miseria, sino cuando te puedo “hacer pasar” la medicina.
La sabiduría y el poder no consisten en el conocimiento pormenorizado de la miseria
humana (que solo Dios abarca y compila en la pasión y muerte de su Hijo para liberarnos).
El verdadero poder radica en el conocimiento y la sabiduría para suministrar lo que
cura del mal y libera del fango de la miseria. Por eso entiendo que, pensar que si
el Papa desconoce o no controla toda la información sobre la miseria de sus súbditos
no gobierna, es un error.
La función de gobierno del Papa tiene que ver con
la información esencial de la fe en el misterio de Jesús de Nazaret, que nos libera
cuando, arrepentidos renunciamos al mal y aceptamos la misericordiosa ternura del
amor de Dios y la vida plena que nos ofrece. El Papa tiene que salvaguardar y aplicar
sabiamente la medicina de la caricia de amor y perdón de Dios sanadora, transformadora.
Y en esto Benedicto es un maestro y un testigo, porque con su ministerio, con su palabra
y sus gestos “filtra”, “hace pasar”, transparenta esta misericordiosa ternura con
la que Dios gobierna, recibe y transforma al hombre. Es un gobierno espiritual, en
la misma dimensión de la autoridad que Cristo dio a Pedro de perdonar los pecados
y confirmar a sus hermanos en la fe. La fe de que el tesoro está en el recipiente
de barro.
El “hace pasar”, transparenta la verdad de Dios
En
ese fango de miseria que se extiende también al Vaticano, florece la humildad, la
decidida voluntad de transparencia, en un hombre frágil en su cuerpo de anciano, pero
vigoroso en la inteligencia de la fe y el testimonio evangélico. Por eso pienso que
esto de los “vatileaks” es como un boomerang adentro y afuera. Nos cuestiona ¿qué
información estoy y estas procesando y filtrando o haciendo pasar?, ¿es la mejor información? Vencerá
el amor de Jesús una vez más, encarnado en el corazón de un gran Papa, que sabe dar
oportunidad hasta el final como el Padre Dios, que por Jesús nos da a ti y a mí hoy
la oportunidad de hacer el camino de su misericordiosa ternura hacia la vida plena.
En
lugar de “wikileakiar”, “evangeleakiemos”
Podemos seguir buceando en el
pozo negro sin fondo de la miseria humana aquí o allá. (Yo no quisiera naufragar en
excremento propio ni en ajeno. ¿Y tú?). O, mejor, podemos filtrar, hacer pasar a nuestro
ambiente contaminado la información esencial sobre Jesús. Esa información que solo
tú o yo tenemos si hemos hecho una experiencia personal de Encuentro con Jesús en
la oración. Porque lo difícil de “evangeleakiar” es que se trata de “hacer pasar”
a Jesús, de “filtrarlo” con la propia carne, con la propia vida, porque se trata de
transparentarlo, de hacerlo visible, presente con el propio testimonio. Es el único
lenguaje convincente.
Desde 2007 -con la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano
inaugurada por Benedicto-, nos encontramos en plena Misión Continental de Evangelización.
Desde setiembre de 2010, con la creación del Consejo Pontificio para la Promoción
de la Nueva Evangelización, y camino al próximo Sínodo, es más que claro que el objetivo
principal del Papa y de la Iglesia hoy es evangelizar. Entonces ¡Evangeleakiemos!:
filtremos dentro de la sociedad contaminada, naufraga en el mar de la miseria, la
información sobre Jesús que nos rescata; hagamos pasar adentro del cuerpo enfermo,
enceguecido, herido, anestesiado de la sociedad, la calida luz de la misericordiosa
ternura del amor de Dios sanadora, vivificante, transformadora.
“Filtración”
de Cristo en un campo de concentración
Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano,
hizo pasar a Jesús dentro del campo de concentración. Logró filtrar la cálida luz
del amor de Dios, su caricia, en las tinieblas gélidas del infierno mismo. Juan Pablo
II nombró a Kolbe: Patrono de los periodistas en todas las ramas de las comunicaciones
sociales, porque dedicado a la comunicación del evangelio con las herramientas y en
los espacios de aquel tiempo, Maximiliano venció la prueba más dura: supo filtrar,
supo hacer pasar la información esencial del amor sanador y transformador de Dios
a sus compañeros en Auschwitz, lugar símbolo de la miseria humana en grado sumo, por
la crueldad a la que llegó una sociedad dominada por las fuerzas del mal.
El
filtro, el canal, por el que esta “información esencial” pasó -y llega hoy hasta nosotros
cuestionándonos la vida y la información que damos-, fue el propio cuerpo de Maximiliano,
la ofrenda de su vida, su muerte por amor, cuando tomo el lugar de Francisco Gajowniczek,
padre de familia condenado a muerte por la evasión de un compañero. Maximiliano hizo
lo mismo que Jesús hizo por ti y por mí. Es la caricia tierna del amor misericordioso
de Dios con el cuerpo y la vida toda de Jesús amando hasta el extremo. Solo este amor
libera; solo ese amor es puerta entre la miseria y la Vida plena, entre el infierno
y el gozo interminable de Dios.
El mundo es un campo de concentración inmenso
¿Por
qué insisto en pensar que vivo en el paraíso, buscando aquí la vida y libertad plena
–se pregunta Hugo- cuando en realidad esto es una cárcel? Cada vez más hacinados
y sin esperanza vivimos en un gran campo de concentración en el que otros, aliados
a las fuerzas del mal, dictan las leyes que tú y yo con nuestras familias debemos
cumplir a rajatabla hasta que somos descartables descartados. Las fuerzas del mal
actúan con las “estructuras de pecado” aceitadas. No es fácil filtrar la caricia
de Dios en el bunker de la sociedad cerrado al amor de Dios.
¿Que margen tienes
para decidir libremente y aceptar la misericordiosa ternura?, ¿Cuál es tu estrategia
para liberarte del mal y de la miseria propia y ajena y caminar el encuentro de la
Vida plena? Jesús en la Iglesia, recipiente de barro, nos da otra oportunidad.
Y el Papa sigue haciéndolo presente cada día. ¡Gracias Papa Benedicto y mucha fuerza!,
¡Gracias Maximiliano! Intercede por nosotros.