Un modo nuevo de transmitir el idéntico mensaje de salvación
(RV).- “Obligar a callar el deseo que el hombre de Dios no puede hacer llegar a la
autonomía. El hombre está en crisis, pero no es marginando el cristianismo el modo
de llegar a una sociedad mejor”. Son los conceptos centrales de la intervención .de
Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontifico para la Nueva Evangelización
en Chatswood, Australia, donde está en curso el congreso “Proclaim 2012”.
En
efecto, en su ponencia titulada “¿Qué es la nueva evangelización?”, Mons. Fisichella
afirmó que el “gran desafío del futuro está en que quien quiere la libertad de vivir
como si Dios no existiera puede hacerlo, pero debe saber lo que esto comporta. Trazando,
de este modo, la situación de crisis del hombre contemporáneo, que “ha olvidado lo
esencial”, celoso como es de su propia independencia y de la responsabilidad personal
de su modo de vivir. Porque como afirmó, no es excluyendo a Dios de la propia vida
que el mundo será mejor. Mientras los católicos no aceptarán ser marginados, y seguirán
llevando la Buena noticia al mundo, que es Jesús.
Sin embargo, el Presidente
del Consejo Pontifico para la Nueva Evangelización puntualizó que el anuncio de los
creyentes no debe recurrir “a la arrogancia y al orgullo”, ni expresar un “sentido
de superioridad hacia los demás”. Sino al contrario, debe ser llevado “con dulzura,
respeto y recta conciencia”. Porque en esto consiste la nueva evangelización: en la
misión de la Iglesia de hoy, de toda la Iglesia, hecha por pastores, sacerdotes y
laicos. Lo que no es algo diferente del pasado, sino un modo nuevo de transmitir el
idéntico mensaje de salvación del Señor Resucitado por nosotros.
Junto a Benedicto
XVI, Mons. Fisichella recordó que no se ayuda “diluyendo la fe”, sino sólo viviéndola
totalmente en nuestro presente. Porque no serán las tácticas las que nos salvarán,
sino una fe repensada y vivida de modo nuevo, mediante la cual Cristo, y con Él el
Dios vivo, entre en nuestro mundo”.
La primacía, por tanto, va al testimonio,
de modo que el instrumento principal para llevar el anuncio de salvación a cada persona,
en todo lugar y en todo tiempo, se ha hecho realidad en la caridad, porque la vida
encuentra su plena realización sólo en el horizonte de la gratuidad. Mons. Fisichella
añadió que nos hemos obstinado en privilegiar todo lo que el mundo ha rechazado considerándolo
inútil y poco eficiente. De ahí que el enfermo crónico, el moribundo, el marginado,
el diversamente hábil y todo lo que expresa ante los ojos del mundo la falta de futuro
y de esperanza, encuentra el empeño de los cristianos.
Y junto a todo esto,
la exigencia de variar el modo de evangelizar, tal como subrayaba el Papa Pablo VI,
y de encontrar nuevas formas, desarrollando capacidades de adaptación. Mons. Fisichella
recordó que la expresión “nueva evangelización” fue usada por primera vez por el Beato
Juan Pablo II en 1979, y su semilla fue recogida por Benedicto XVI con la institución
del Consejo Pontificio para la Promoción de la nueva evangelización. A la vez que
añadió que no se puede evangelizar sin evangelizadores, porque la responsabilidad
del anuncio es de todos. De aquí la invitación a los cristianos a saber discernir
entre lo verdadero y lo falso, entre lo que da fruto y lo que, en cambio, es efímero.
Lo que constituye el principal desafío de la Iglesia de hoy.