(RV).- (Con Audio) Uno de los momentos en la vida de la Iglesia que más resonancia
tuvo esta semana a nivel informativo mundial fue el Informe Moneyval y su evaluación
con respecto a los mecanismos de transparencia financiera aplicados en el Estado de
la Ciudad del Vaticano. Efectivamente “Dinero y Transparencia” es el título del editorial
de nuestro director el padre Federico Lombardi S.J.,en su espacio semanal Octava
Dies. (Audio)
TEXTO EDITORIAL
DE PADRE FEDERICO LOMBARDI 210712 Dinero y transparencia
La semana pasada
se publicó un detallado informe sobre el compromiso del Vaticano para insertarse en
el sistema internacional de controles y medidas para combatir las nuevas formas de
criminalidad en el campo económico y financiero: el lavado de dinero y la financiación
del terrorismo. El informe es formulado por Moneyval, el organismo del Consejo de
Europa competente en materia. La evaluación dice que el Vaticano ya ha hecho mucho,
está por el buen camino, aunque quede mucho por hacer.
Para la Santa Sede
emprender este camino ha sido una decisión valerosa e innovadora, que corresponde
a la línea de transparencia coherente querida por el Papa en todos los campos. Como
sabemos, el dinero puede servir para hacer muchas cosas buenas, y muchas veces es
necesario para realizar proyectos maravillosos. Al mismo tiempo no es la salvación,
y no pocas veces su uso es peligroso. A veces por falta de prudencia, a veces porque
desata la pasión desordenada del tener. Que la comunidad internacional se preocupe
por establecer reglas y controles para la tutela del bien común es muy positivo, es
más, necesario. Que las instituciones eclesiásticas participen solidaria y humildemente
en este camino es justo y es un deber, porque no hay motivo para pensar que sean más
expertas y capaces que otras en el instituir tales controles, por el contrario, en
ocasiones la confianza en las buenas intenciones puede hacer bajar la guardia.
Rigor
y buena administración, transparencia de balances y procedimientos, con respecto a
la legalidad. A todos los niveles, en todas partes del mundo y en todos los campos,
de la caridad, educación, salud… El camino es largo y complejo para todos, también
para las organizaciones católicas, es laboriosa en la variedad de las situaciones;
pero sobre la dirección justa no hay duda, debido a que es una premisa también para
la credibilidad de la misión espiritual y moral, que es la más importante. Nos auguramos
que la experiencia emprendida por el Vaticano en el informe con Moneyval sea un buen
paso y un buen ejemplo para toda la Iglesia. Traducción: Patricia L. Jáuregui Romero