(RV).- Ante el menosprecio de la dignidad de la vida humana, siempre el firme rechazo
de todo tipo de violencia... con la voz del Sucesor de Pedro recordamos el histórico
llamamiento de Juan Pablo II, en Sicilia, y la apremiante exhortación y preocupación
de Benedicto XVI por la violencia en Siria.
El 19 de julio de hace 20 años
se perpetró en la ciudad italiana de Palermo, Sicilia, la «matanza de Via d’Amelio»,
con el atentado que segó la vida del juez antimafia Paolo Borsellino y de los agentes
de su escolta: Agostino Catalano, Emanuela Loi, Vincenzo Li Muli, Walter Eddie Cosina
y Claudio Traina. Todos ellos víctimas de la sinrazón que tiene siempre la violencia,
de la cultura de la muerte... como hizo resonar el beato Papa Juan Pablo II, cuando
unos meses más tarde, el 9 de mayo de 1993, pronunció un histórico llamamiento a la
conversión de los responsables del crimen organizado.
Escuchemos las palabras
que el beato Karol Wojtyla pronunció en el Valle de los Templos, en Agrigento, durante
su visita pastoral a Sicilia:
«Este pueblo siciliano,
tan apegado a la vida, que ama la vida, no puede vivir siempre bajo la presión de
una civilización contraria, de la civilización de la muerte. Lo digo a los responsables:
¡conviértanse! ¡Un día llegará el juicio de Dios!».
Precisamente en Palermo,
Benedicto XVI - el 3 de octubre de 2010, durante su visita pastoral - aseguró que
había ido para dar testimonio de su cercanía y de recuerdo en la oración a todo el
pueblo de Sicilia, para alentar a todas las personas de buena voluntad a «no tener
miedo de testimoniar con claridad los valores humanos y cristianos, tan profundamente
enraizados en la fe y en la historia de este territorio y de su población».
Ante
la repulsa que causa siempre todo tipo de violencia, en tantas partes del mundo ...
América Latina, Asia, África... son incontables las veces que el Sucesor de Pedro
pide de corazón que se detenga el sufrimientos de tantos inocentes e indefensos ...
Hace tan solo unos días, se anunciaba el tema elegido por Benedicto XVI, para la 46ª
Jornada Mundial de la Paz, del próximo 1 de enero de 2013: «Bienaventurados los que
buscan la paz». Mensaje que en el complejo contexto actual, desea animar a todos para
que se sientan responsables con respecto a la construcción de la paz.
Uno de
los lugares del mundo que está sufriendo una violencia que parece imparable es Siria,
que Benedicto XVI recordó el pasado mes de junio, al recibir a los miembros de la
ROACO - Reunión de las Obras para la Ayuda a las Iglesias Orientales – El Papa pidiendo
que se detenga la violencia, recordó cuán necesario es el respeto auténtico de los
derechos humanos, especialmente el derecho a la libertad religiosa personal, se dirigió
a los responsables y a la comunidad internacional:
Nuestra oración,
nuestro compromiso y nuestra fraternidad concreta en Cristo, como bálsamo de consuelo,
los ayude a no perder la luz de la esperanza en estos momentos de oscuridad, y obtenga
de Dios la sabiduría del corazón para quien tiene la responsabilidad, a fin de que
cese todo esparcimiento de sangre y violencia que solo lleva dolor y muerte y deje
espacio a la reconciliación, a la concordia y a la paz. Que no sea escatimado ningún
esfuerzo, también por parte de la comunidad internacional, para sacar a Siria de la
actual situación de violencia y de crisis que dura ya mucho tiempo y peligra de convertirse
en un conflicto generalizado cuyas consecuencias serían fuertemente negativas para
el País y para la entera Región. También elevo un fuerte y sentido llamamiento para
que, ante la necesidad extrema de la población venga garantizada la necesaria asistencia
humanitaria, también a tantas personas que han tenido que dejar sus casas, algunos
refugiándose en los Países vecinos: el valor de la vida humana es un bien precioso
que siempre debe ser tutelado.