(RV).- Lo denominan Proyecto minero Conga, y se ocuparía de extraer oro en uno de
los más grandes yacimientos del continente americano ubicado en la región peruana
de Cajamarca, donde los enfrentamientos entre autoridades y ambientalistas -que luchan
por defender su territorio- han dejado un saldo de 4 muertos, numerosos heridos, y
una fuerte tensión por los actos de violencia. En este contexto la Conferencia de
obispos de Perú, emitió este 4 de julio un comunicado en el que expresa el sentir
de la Iglesia, llamando a todos los actores del conflicto para reflexionar juntos
sobre las soluciones concertadas y de modo especial para desistir de la violencia
como una manera de lograr los objetivos de una comunidad o de un pueblo.
Los
Obispos del Perú recuerdan que “La vida es un valor supremo que en cualquier circunstancia
debe ser protegida y privilegiada, tanto la de nuestras comunidades campesinas, como
las que quienes, en cumplimiento de su deber constitucional, procuran el restablecimiento
del orden”. El mensaje firmado por el presidente de la Conferencia Episcopal Peruana
(CEP), Mons. Salvador Piñeiro García-Calderón expresa su más sentido pésame a las
familias que sufren por la pérdida de sus seres queridos y exhorta al pueblo de Celendín
y a las comunidades de Cajamarca a la serenidad y demandando el cese este enfrentamiento
entre compatriotas. Del mismo modo los obispos peruanos invocan tanto a las autoridades
políticas, así como a las comunidades de Cajamarca a reiniciar en el más breve plazo
el canal del diálogo, y que debe ser utilizado como la única vía para resolver racional
y pacíficamente los conflictos.(Patricia L. Jáuregui Romero - Radio Vaticano)
Texto
del Mensaje de la CEP:
LA VIOLENCIA NO PUEDE SER UN MEDIO PARA ALCANZAR
EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS - “Bienaventurados los constructores de paz porque ellos
serán llamados Hijos de Dios” (Mt 5,9)
Con dolor y pesar todos los peruanos
vemos, una vez más, el desenlace de un conflicto que enfrenta a hermanos contra hermanos
y que deja como saldo no solamente varias personas heridas sino también la irreparable
pérdida de tres vidas humanas en la Provincia de Celendín, en Cajamarca. Ante tan
penosos incidentes ocurridos ayer, la Conferencia Episcopal Peruana, hace una nueva
invocación a todos los actores del conflicto, para dejar los discursos que incitan
a la violencia, para medir la fuerza con que se aplica el control de los enfrentamientos,
para reflexionar juntos sobre las soluciones concertadas y de modo especial para desistir
de la violencia como una manera de lograr los objetivos de una comunidad o de un pueblo. Los
Obispos del Perú vuelven a recordar que “La vida es un valor supremo que en cualquier
circunstancia debe ser protegida y privilegiada, tanto la de nuestras comunidades
campesinas, como las que quienes, en cumplimiento de su deber constitucional, procuran
el restablecimiento del orden”. Acompañamos el dolor de las familias que sufren
por la pérdida de sus seres queridos y rezamos por ellos. Exhortamos al pueblo de
Celendín y a las comunidades de Cajamarca a la serenidad y demandamos cese este enfrentamiento
entre compatriotas. Del mismo modo invocamos tanto a las autoridades políticas, así
como a las comunidades de Cajamarca a reiniciar en el más breve plazo el canal del
diálogo, y que debe ser utilizado como la única vía para resolver racional y pacíficamente
los conflictos. En su misión evangelizadora la Iglesia anuncia el valor de la vida
y el respeto de los derechos fundamentales de las personas, promueve actitudes de
respeto por la naturaleza y promueve una cultura de paz y de diálogo, por eso nos
mantenemos a disposición del país para colaborar en lo que nos sea requerido, a fin
de devolver la tranquilidad a las poblaciones afectadas de todo el Perú, especialmente
del querido pueblo de Cajamarca. Invocamos la intercesión de la Virgen del Carmen,
Patrona de Celendín, e invitamos a todos a elevar este día una oración por la paz,
para que Dios conceda a nuestro pueblo el inapreciable don de la paz y la concordia. Lima,
4 de Julio del 2012 + Salvador Piñeiro García-Calderón Arzobispo Metropolitano
de Ayacucho Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana