(RV).- ¡Regresa a los lugares donde predicó el Evangelio! Francia recibe la reliquia
itinerante del milagroso franciscano san Antonio de Padua, que recorrerá algunas iglesias
y santuarios hasta el 8 de julio: en la parroquia y el Monasterio de las clarisas
de Lourdes, en la Iglesia de San Antonio de Tarbes, en el convento franciscano de
Narbonne, y sucesivamente en el santuario de San Antonio en Provenza.
La reliquia
del fraile será expuesta a los fieles no muy lejos de los lugares en los que el santo
predicó el Evangelio entre los años 1222 y 1227. Nacido en Lisboa en 1195 y muerto
en Padua en 1231, contribuyó en modo significativo para el desarrollo de la espiritualidad
franciscana, con sus grandes dotes de inteligencia, equilibrio, celo apostólico, pero
principalmente de fervor místico, como lo destacó Su Santidad Benedicto XVI en el
marco de la Audiencia General celebrada el 10 de febrero de 2010, cuando además indicó
en san Antonio de Padua uno de los santos más populares de toda la Iglesia Católica,
venerado en todo el mundo.
El Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución
Sacrosanctum Concilium (nº 111) establece que la Iglesia venera a los santos y
tiene en honor sus reliquias auténticas y sus imágenes. Este apartado nos recuerda
que las fiestas de los santos proclaman las maravillas de Cristo en sus siervos y
proponen a los fieles ejemplos dignos de imitación. De hecho la palabra “reliquia”
deriva del latín y significa “restos”, para indicarnos en sentido riguroso, la salma
o una parte de ella, de una persona venerada como santo o beato. Así, una reliquia
puede ser cualquier objeto que haya tenido de modo más o menos directo, conexión con
la persona, y pueden ser vestidos, instrumentos para el martirio, o algún otro objeto
de uso personal.
La veneración de reliquias está muy difundida en la religión
cristiana. El culto de las reliquias es considerado por la iglesia católica como una
forma de religiosidad popular. Es oportuno recordar que el culto público es permitido
únicamente para las reliquias que se refieren a santos o a beatos reconocidos oficialmente
por la Santa Sede; estos objetos deben ser autenticados, y esta facultad compete exclusivamente
a los cardenales, a los ordinarios y a otros eclesiásticos a los que haya sido conferida
esta atribución mediante un indulto apostólico. (Patricia L. Jáuregui Romero - Radio
Vaticano)