(RV).- (Audio) Del 10 al 17 de junio
Dublín, es la sede del 50° Congreso Eucarístico Internacional que lleva el tema “La
Eucaristía: Comunión con Cristo y con los demás”. En la apertura del Congreso seguida
por la celebración de la Santa Eucaristía -en el Estadio de Dublín-, en su homilía
el legado pontificio, el cardenal Marc Ouellet Prefecto de la Congregación para los
Obispos, expresó su auspicio para que la Iglesia en Irlanda esté acompañada y reforzada
en su identidad de comunión con Dios entre la gente. El purpurado agradeció especialmente
a los sacerdotes por su amor y valor en este difícil momento de purificación en la
vida de la iglesia para recordar que Irlanda es un país conocido por su belleza natural,
su hospitalidad y su rica cultura, pero más especialmente por su larga tradición de
fidelidad a la fe católica.
Por su parte, en su discurso de apertura, el arzobispo
de Dublín Diarmuid Martin, citó las palabras de la homilía de Papa Juan XXIII en
la apertura de los trabajos del Concilio Vaticano II, cuando dijo "Nuestra Madre Iglesia
se regocija", para añadir: “la Iglesia de Irlanda se Regocija, por el regalo de este
Congreso Eucarístico que se ha preparado con atención a lo largo y ancho de todo el
territorio irlandés a través de la reflexión sobre el gran misterio de nuestra fe,
la Eucaristía”. La Eucaristía sin embargo, además de ser el lazo que nos une es también
el símbolo de la esperanza.
En la Celebración de Corpus Domini, el 7
de junio, en un pasaje de su homilía el Sucesor de Pedro recordó la importancia de
la celebración eucarística y la adoración eucarística cuando dijo: “es un error contraponer
la celebración y la adoración, como si estuvieran en competencia la una contra la
otra. Es precisamente, todo lo contrario: el culto del Santísimo Sacramento constituye
el ‘ambiente’ espiritual en el cual la comunidad puede celebrar bien y en verdad la
Eucaristía. Sólo si está precedida, acompañada y seguida por esta conducta interior
de fe y de adoración, la acción litúrgica puede expresar su pleno significado y valor.
El encuentro con Jesús en la Santa Misa se realiza verdadera y plenamente cuando la
comunidad es capaz de reconocer que Él, en el Sacramento, habita su casa, nos espera,
nos invita a su mesa y, luego, una vez que la asamblea se ha disuelto, permanece con
nosotros, con su presencia discreta y silenciosa, y nos acompaña con su intercesión,
y sigue recogiendo nuestros sacrificios espirituales y ofreciéndolos al Padre”. Producción:
Patricia L. Jáuregui Romero Espacio radiofónico semanal en onda todos los lunes.
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