(RV).- En su editorial semanal “Octava Dies” del Centro Televisivo Vaticano, nuestro
Director General, el Padre Federico Lombardi nos revela otro aspecto de la continua
enseñanza del Santo Padre.
(Audio). ¿Qué hizo el Papa
en Castel Gandolfo durante la semana después de Pascua? Tomó papel y pluma y escribió
en su lengua una carta un poco especial, dirigida a los obispos alemanes, que pocos
días después la publicaron. Se refiere a la traducción de las palabras de la consagración
del cáliz de la sangre del Señor en el curso de la misa.
La traducción “por
muchos”, más fiel al texto bíblico, es preferible a “por todos”, que deseaba hacer
más explícita la universalidad de la salvación traída por Cristo. Alguien pensará
que el tema es sólo para refinados especialistas. En realidad, permite comprender
qué cosa es importante para el Papa y con qué actitud espiritual lo afronta.
Para
el Papa las palabras de la institución de la Eucaristía son absolutamente fundamentales,
estamos en el corazón de la vida de la Iglesia. Con el “por muchos”, Jesús se identifica
con el Siervo de Jahwé anunciado por el profeta Isaías; por tanto, repitiendo estas
palabras expresamos mejor una doble fidelidad: nuestra fidelidad a la palabra de Jesús,
y la fidelidad de Jesús a la palabra de la Escritura.
El hecho de que Jesús
haya muerto por la salvación de todos está fuera de toda duda; por tanto, es tarea
de una buena catequesis explicarlo a los fieles, y explicar, al mismo tiempo, el significado
profundo de las palabras de la institución de la Eucaristía.
El Señor se ofrece
“por ustedes y por muchos”: nos sentimos directamente implicados, y en la gratitud
llegamos a ser responsables de la salvación prometida a todos. El Papa –que ya había
tratado esto en su libro sobre Jesús– nos dona ahora un ejemplo profundo y fascinante
de catequesis sobre algunas de las palabras más importantes de la fe cristiana.
Una
lección de amor y de respeto vivida por la Palabra de Dios, de reflexión teológica
y espiritual altísima y existencial, para vivir con más profundidad la Eucaristía.
El
Papa termina diciendo que en el Año de la fe debemos comprometernos en esta dirección.
Esperemos hacerlo verdaderamente.