Crisis económica: Oportunidad para corregir las desviaciones
(RV).- La Santa Sede llamó la atención sobre la necesidad de una reflexión urgente
y profunda del significado de los objetivos económicos y la emergencia de revisar
la arquitectura financiera y comercial global para corregir las desviaciones del sistema.
Durante su participación en la décimo tercera Conferencia sobre el comercio y el desarrollo
de las naciones Unidas, que se está llevando a cabo en Doha, Qatar, Mons. Silvano
Tomasi, observador permanente ante este organismo internacional recordó que el objetivo
último de la economía es el de colocarse al servicio del desarrollo integral de la
persona humana y no al contrario.
Tras destacar que se trata de un grito de
esperanza y un llamamiento a reconducir las cosas a una perspectiva justa, Mons. Tomasi
se refirió a la crisis financiera, y a la crisis de ética en la economía y en el trabajo.
Aludiendo a las palabras de Beato Juan Pablo II en la Encíclica Laborem Exercens,
que señala que el hombre que trabaja es más que un ser humano y que el trabajo que
éste realiza es bueno no únicamente en la medida en que es útil, sino en la medida
en que posee un valor que expresa y refuerza la dignidad humana, indicó que la crisis
económica demuestra que los actuales modelos económicos ya no corresponden a la realidad
y que ésta debe ser interpretada como una oportunidad para repensar la economía y
buscar nuevos puntos de referencia.
El auspicio es que la nueva economía se
fundamente en el principio de la justicia social, en valores éticos como lo son la
transparencia, la honestidad, la solidaridad y la responsabilidad. Colocar a la persona
humana al centro de esta realidad permitirá prevenir otras ondas de crisis ocasionadas
por la especulación ayudando a evitar sus repercusiones sobre el tejido social y sobre
el ambiente. Las raíces de la crisis –añadió Mons. Tomasi- no son únicamente de naturaleza
económica y financiera sino también ética y moral, como lo afirma Benedicto XVI en
la Caritas in Veritate, por lo que recomendó la necesidad de contribuir para que la
humanidad llegue a ser una "única y gran familia" mediante la inclusión de la dimensión
de la gratuidad y la lógica del dar como expresión de hermandad, haciendo prevalecer
el “ser” sobre el “tener” sin olvidar el papel estratégico de la educación, herramienta
útil para construir el futuro de las sociedades. (Patricia L. Jáuregui R. – RV)