(RV).- A renovar y vivir el propio bautismo “como una existencia nueva con Cristo
a nuestro lado”, alentó el Obispo de Roma en su saludo a los peregrinos de lengua
española, después de la oración mariana pascual “Regina Coeli” que rezó con los peregrinos
en la Plaza de San Pedro desde la ventana de su estudio. En este tiempo de Pascua,
en el que la liturgia nos habla del encuentro del Resucitado con sus discípulos –
dijo el Papa-, “aliento a todos a renovar el propio Bautismo y a vivirlo como una
existencia nueva con Cristo a nuestro lado, que viene a nosotros personalmente, y
al que podemos reconocer especialmente en los Sacramentos, para que fortalezca nuestra
fe e incremente nuestra esperanza. Feliz domingo”.
Saludo de Benedicto XVI
en español:
La resurrección
no cancela los signos de la cruz Su existencia no es comprensible, aunque sin embargo
es corpórea. Ha cambiado pero siempre es realidad tangible, reflexionó en lengua italiana
el Sucesor de Pedro hablando de Jesús resucitado. “La resurrección no cancela los
signos de la Cruz… -dijo el Papa-, gracias a estos signos muy reales, los discípulos
superan la duda inicial y se abren al don de la fe; y esta fe les permite comprender
lo que se ha escrito sobre Cristo…” Después de afirmar que “El Salvador nos asegura
su presencia real entre nosotros, por medio de la Palabra y de la Eucaristía…, que
todo el Cristo esta presente en este sacramento…. Porque jamás la divinidad ha dejado
el cuerpo que asumió”, el Papa exhortó a los párrocos, a los padres de familia y a
los catequistas que preparen bien esta fiesta de la fe que es la Primera Comunión
de los niños en el tiempo de pascua, “este día permanece justamente impreso en la
memoria como el primer momento en el que… se percibe la importancia del encuentro
personal con Jesús”.
Las primeras palabras de Benedicto XVI después del rezo
a la Madre de Dios fueron para recordar a la nueva beata María Inés Teresa del Santísimo
Sacramento, de México, país que tiene un lugar entrañable en el corazón del Papa:
«Queridos hermanos
y hermanas: Me alegra recordar que ayer en México ha sido proclamada Beata María
Inés Teresa del Santísimo Sacramento, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo
Sacramento. Demos gracias a Dios por esta ejemplar hija de la tierra mexicana, que
hace poco tuve la alegría de visitar y que llevo siempre en mi corazón»
Señalando
la celebración en Italia de la Jornada de la Universidad Católica del Sagrado Corazón,
con el tema este año de «El futuro del País en el corazón de los jóvenes», el Papa
destacó la importancia de que la juventud se forme en los valores, además de los
conocimientos científicos y técnicos. Motivo que impulsó al Padre Gemelli a fundar
la Universidad Católica, a la que Benedicto XVI deseó estar siempre al día y al mismo
tiempo permanecer fiel a sus orígenes.
En sus palabras en francés, tras reiterar
que la Resurrección del Señor llena nuestros corazones de luz y de alegría y que,
apareciéndose a sus discípulos, el Resucitado les donó su paz, el Papa hizo hincapié
en que «en nuestro mundo marcado por el mal y el sufrimiento, el dolor y el miedo,
el Señor nos sigue donando su paz, también hoy, y nos lleva a la vida y a la felicidad.
Así como nos invita a ser sus testimonios hasta los confines de la tierra. Que nuestro
espíritu y nuestro corazón se puedan abrir a la inteligencia de las Escrituras - deseó
Benedicto XVI - rogando a la Virgen María para que nos acompañe por este camino».
Con valentía y alegría seamos también nosotros testimonios auténticos de Cristo,
deseó el Santo Padre en inglés, saludando después de forma especial a los peregrinos
polacos y uniéndose espiritualmente a los participantes en la peregrinación del Arzobispado
de Cracovia a Tierra Santa. Benedicto XVI agradeció de corazón las oraciones por las
intenciones del Papa y las de toda la Iglesia, invitando a seguir cada día en nuestras
vidas a Cristo, con fe, esperanza y amor. Y con el anhelo de que la experiencia de
la presencia del Señor nos santifique y nos llene de paz. Un matiz especial de
alegría en la Plaza de San Pedro fue el que dio la presencia de los «Niños en misión
de Paz» - a los que también saludó Benedicto XVI - que hicieron volar palomas y globos
de muchos colores con sus oraciones. Se trata de una peregrinación organizada por
Unitalsi – Unión nacional italiana para el traslado de enfermos a Lourdes y a los
santuarios internacionales. El grupo estaba encabezado por el Cardenal Angelo Comastri,
Vicario general de su Santidad para la Ciudad del Vaticano.
Texto
completo de la reflexión del Papa: ¡Queridos hermanos
y hermanas! “Hoy, tercer Domingo de Pascua, encontramos -en el Evangelio según
san Lucas- a Jesús resucitado que se presenta en medio de los discípulos (cfr Lc 24,36),
los cuales incrédulos y asustados, piensan que ven un fantasma (cfr Lc 24,37). Escribe
Romano Guardini: “El Señor ha cambiado. No vive más como antes. Su existencia… no
es comprensible. Y sin embargo es corpórea, incluye… toda su vida vivida, el destino
atravesado, la pasión y su muerte. Todo es realidad. Si, cambiada, pero siempre una
realidad tangible” (El Señor. Meditaciones sobre la persona y la vida de NS. Jesucristo,
Milán 1949, 433). Porque la resurrección no cancela los signos de la cruficixión,
Jesús muestra a los apóstoles las manos y los pies. Y para convencerlos, les pide
incluso algo de comer. Así los discípulos “le ofrecen una porción de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de ellos” (Lc 24,42-43). San Gregorio Magno comenta
que “el pescado asado en el fuego tiene el significado de la pasión de Jesús Mediador
entre Dios y los hombres. Él, en efecto, se dignó esconderse en las aguas del género
humano, aceptó de ser sometido al lazo de nuestra muerte y fue como puesto al fuego
por los dolores que sufrió en el tiempo de la pasión” (Hom. en Evang. XXIV, 5: CCL
141, Turnhout 1999, 201).
Gracias a estos signos muy reales, los discípulos
superan la duda inicial y se abren al don de la fe; y esta fe les permite comprender
lo que se ha escrito sobre Cristo “en la ley de Moisés en los Profetas y en los Salmos”(Lc
24,44). Leemos, en efecto, que Jesús “les abrió la mente para comprender las escrituras
y les dijo: “Así esta escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos
al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las
naciones la conversión para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de todo
esto.” (Lc 24,45-48). El Salvador nos asegura su presencia real entre nosotros, por
medio de la Palabra y de la Eucaristía. Así como los discípulos de Emaús reconocieron
a Jesús al partir el pan (cfr Lc 24,35), así también nosotros encontramos al Señor
en la Celebración eucarística. A este propósito explica Santo Tomás de Aquino, que
“es necesario reconocer según la fe católica, que todo el Cristo esta presente en
este sacramento…. Porque jamás la divinidad ha dejado el cuerpo que asumió” (S.Th.
III, q. 76, a. 1).
Queridos amigos, en el tiempo pascual la Iglesia, a menudo,
administra la Primera Comunión a los niños. Exhorto, por tanto, a los párrocos, a
los padres de familia y a los catequistas que preparen bien esta fiesta de la fe,
con gran fervor pero también con sobriedad. “este día permanece justamente impreso
en la memoria como el primer momento en el que… se percibe la importancia del encuentro
personal con Jesús” (Esort. ap. postsin. Sacramentum caritatis, 19). Que la Madre
de Dios nos ayude a escuchar con atención la Palabra del Señor y a participar dignamente
en la mesa del Sacrificio Eucarístico, para convertirnos en testimonios de la nueva
humanidad.” (Traducción del Italiano: Patricia Ynestroza – RV)