2012-04-21 11:38:07

El arte como alabanza a Dios, Belleza Suprema


(RV).- El viernes 20 de abril a las seis de la tarde, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, el Pontífice asistió al Concierto ofrecido en su honor por la Orquesta Gewandhaus de Leipzig, con ocasión de su 85° cumpleaños. En el programa figura la Sinfonía n. 2 en Si bemol mayor op. 52 “Lobgesang” para Solistas, Coro y Orquesta de Felix Mendelssohn Bartholdy.

Al término del concierto, dirigiéndose al Ministro Presidente del Estado Libre de Sajonia y de la ciudad de Leipzig, así como a los cardenales, obispos, sacerdotes y público presente, el Santo Padre, hablando en alemán, agradeció a la orquesta y afirmó que con esa espléndida ejecución le habían hecho un don precioso, puesto que la Sinfonía N. 2 de Felix Mendelssohn Bartholdy es un gran himno de alabanza a Dios, una oración con la que se alaba y agradece al Señor por sus dones. Y recordó que fue compuesta para celebrar el IV centenario de la invención de la prensa, ejecutada por primera vez en la Thomaskirche de Leipzig, la iglesia de Johann Sebastian Bach, el 25 de junio de 1840, precisamente por la Orquesta Gewandhaus; en cuyo podio estaba el mismo Mendelssohn, quien durante varios años fue su director.

Su Santidad también recordó que Mendelssohn en una carta escrita a su amigo Karl Klingemann, le explicaba que con esta sinfonía “primero alaban los instrumento según su modo congenial, después el coro y finalmente las diversas voces”. Y explicó que el arte, como alabanza a Dios, Belleza Suprema, está en la base del modo de componer de Mendelssohn, no sólo por lo que se refiere a la música litúrgica o sacra, sino que abarca su entera producción.

Y concluyó con las siguientes palabras:

(Audio) RealAudioMP3 Un renovado agradecimiento a la Orquesta y al Coro del Gewandhaus, al Coro del Mitteldeutscher Rundfunk MDR, a los Solistas y al Director, así como también a las Autoridades del Estado Libre de Sajonia y de la Ciudad de Leipzig por la ejecución de esta “obra luminosa” –como la llamó Robert Schumann–, que nos ha permitido a todos nosotros alabar a Dios y yo he podido agradecer, de modo particular, una vez más a Dios por los años de vida y de ministerio.

Quisiera concluir con las palabras que Robert Schumann escribió en la revista Neue Zeitschrift für Musik después de haber asistido a la primera ejecución de la sinfonía que hemos escuchado y que quieren ser una invitación sobre la cual reflexionar: “Dejad que nosotros, tal como suena el texto tan espléndidamente musicalizado por el Maestro, abandonemos cada vez más las obras de la oscuridad y combatamos con las armas de la luz”. ¡Gracias a todos y buenas noches!

(María Fernanda Bernasconi – RV).







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