(RV).- Al concluir ayer su 93ª Asamblea Plenaria, bajo el tema de “La misión de la
familia en la verdad y la esperanza en el México del tercer milenio”, los Obispos
mexicanos en su calidad de sucesores de los Apóstoles y como promotores y animadores
de la esperanza, no cesan de enseñar y proclamar a Cristo Resucitado a todos y ahora,
de modo especial, a las familias mexicanas, llamadas por Dios a ocupar el lugar que
les corresponde en la Iglesia y en la sociedad.
De este modo, y en el tiempo
de la alegría de la Pascua, los prelados de México se dirigen a las familias, así
como a todas las personas de buena voluntad. En su mensaje recuerdan que durante la
Asamblea, iluminados por la Luz del Resucitado y guiados por su Espíritu, han profundizado
como pastores en la realidad de la familia en México, buscando acercar esa realidad
a la verdad y asumiendo una actitud pastoral de cercanía, diálogo y misericordia
con todas las personas. Al mismo tiempo destacan que por una parte, constataron que
la familia es la institución más importante en la vida social de los mexicanos y,
por otra, reconocen que se está dando un proceso de cambio en las llamadas estructuras
familiares, entre las cuales, la que más bienestar aporta a la población en su sociedad
democrática, es la estructura formada por el esposo, la esposa y sus hijos, lo cual
se demuestra históricamente y en los hechos.
Tras afirmar que “la familia está
llamada a ser un reflejo del amor y de la vida trinitaria en Dios”, los Obispos recuerda
que el Papa Benedicto XVI, en su reciente Visita Pastoral a esta nación, ha tenido
palabras de reconocimiento y estímulo a la familia, comenzando por los niños, a quienes
dijo: “Cada uno de ustedes es un regalo de Dios para México y para el mundo. Su familia,
la Iglesia, la escuela y quienes tienen responsabilidad en la sociedad han de trabajar
unidos para que ustedes puedan recibir como herencia un mundo mejor, sin envidias
ni divisiones”. También destacan que el Santo Padre “les aconsejó tener a Jesús como
el mejor de sus amigos y a encontrarse con Él en la oración, cuando les dijo: “Los
invito, pues, a rezar continuamente, también en casa; así experimentarán la alegría
de hablar con Dios en familia”.
De la misma manera, los Obispos de México dirigen
una palabra de aliento a las familias que se mantienen fieles a su amor, que viven
su vocación a la luz de la fe y que van encontrando en ella el sentido de su esfuerzo
y de sus sufrimientos cotidianos. Asimismo, junto con el Santo Padre, les manifiestan
su cercanía y solidaridad a tantas familias que se encuentran divididas o forzadas
a la migración y a muchas más que padecen a causa de la pobreza, la corrupción, la
violencia doméstica, el narcotráfico, la crisis de valores o la criminalidad. Mientras
reafirman que su “compromiso pastoral” los impulsa a ir al encuentro de todos los
matrimonios y familias en sus más variadas circunstancias”. Porque como escriben,
“con toda la Iglesia, queremos mostrarles el rostro misericordioso de Dios, manifestado
en Cristo Jesús, y compartir su dolor, en la fe, la esperanza y el amor”.
Por
último, los Obispos de México invitan a todos a unirse espiritualmente al próximo
VIII Congreso Mundial de las Familias, que tendrá lugar en la ciudad italiana de Milán
del 30 de mayo al 3 de junio, a fin de recoger sus frutos e iluminar con el Evangelio
las realidades humanizadoras del trabajo y la fiesta, especialmente el Domingo, Día
del Señor y día de la familia. E invitan también a cada familia a que se disponga
a vivir intensamente, a partir del próximo 11 de octubre, el Año de la Fe, al que
nos ha convocado el Papa Benedicto XVI. Porque como escriben los prelados “en este
tiempo de gracia, la familia, célula viva de la Iglesia y de la sociedad, se verá
fortalecida en la esperanza y nutrida en su vocación al amor”. Y concluyen encomendando
a la maternal intercesión de la Virgen de Guadalupe el cuidado y la protección de
todas las familias mexicanas. (María Fernanda Bernaconi – RV).