(RV).- El anuncio de Pascua, del Viaje de Benedicto XVI a Líbano, despertó una gran
alegría en las Iglesias, en el país, en la región y en especial entre los jóvenes.
Sobre cómo se recibió la noticia de la visita apostólica del Papa - del 14 al 16
del próximo mes de septiembre, que despertó de inmediato una ola de entusiasmo y
expectación, ante todo en las comunidades católicas libanesas, el Vicario Apostólico
del Patriarcado maronita, el Arzobispo de Haifa y Tierra Santa, Mons. Paul Nabil Sayah,
fue entrevistado por nuestro compañero Xavier Sartre, de la redacción de lengua francesa
de Radio Vaticano:
«Es una noticia
bellísima. Ante todo porque el Santo Padre viene a Líbano; la visita del Papa a Líbano
producirá un efecto positivo en las Iglesias y en el país en general. Hará renacer
un nuevo entusiasmo en la Iglesia y alentará a todas las comunidades libanesas a volver
a levantarse. No sólo para recibir al Santo Padre, sino para reflexionar sobre su
situación y renovar ese pacto que hay entre ellas, para una convivencia que – como
dijo el Beato Juan Pablo II – hace del Líbano más que un País, un mensaje, un mensaje
de diálogo entre las religiones. Como se sabe es un mensaje que necesitamos mucho
en este momento, non sólo en nuestra región, sino en el mundo entero. Además, la visita
del Santo Padre, tiene un aspecto muy particular: Benedicto XVI viene a entregarnos
la Exhortación post-sinodal. Es decir, el resultado de sus reflexiones sobre el Sínodo
para Oriente Medio. Ello dará un nuevo dinamismo no solo a la Iglesia en Líbano, sino
a toda la región, puesto que ha sido un Sínodo para Oriente Medio. Hay grandes expectativas
ante esta Exhortación apostólica, teniendo en cuenta la situación de los cristianos
en la región y también la situación política.
En su visita, Benedicto XVI presidirá
un encuentro dedicado a los jóvenes del Líbano. El Vicario Apostólico del Patriarcado
maronita, el Arzobispo de Haifa y Tierra Santa, nos dice qué espera la juventud libanesa
de una visita importante, como la del Papa:
Esperan que
el Papa los aliente, que les de un nuevo impulso, que se acuerde de ellos, precisamente
porque son jóvenes y tienen una responsabilidad especial, en lo que se refiere a la
Exhortación apostólica. Ellos serán los primeros en beneficiarse y son los que, en
buena parte, pueden ayudar a la Iglesia a renovarse, a dar testimonio y a crear, una
vez más, la comunión. Los jóvenes, por ser jóvenes, están menos fosilizados en sus
comportamientos y en sus ideas... Creo que, desde este punto de vista, el Santo Padre
será para ellos verdadero motivo de entusiasmo, como ya fue en 1997, cuando vino Juan
Pablo II para entregar la Exhortación apostólica post-sinodal del Sínodo para el Líbano.