(RV).- Nuestro Director General, el Padre Federico Lombardi, dedica su editorial para
el semanario Octava Dies, del Centro Televisivo Vaticano, a la familia en el centro
del Vía Crucis del Papa:
(Audio) Gracias a Dios
por la Vía de la Cruz. Entre los diversos momentos y celebraciones de la Semana Santa,
probablemente el que más toca e implica el corazón del pueblo es el Vía Crucis. Non
hay que sorprenderse por esto. Jesús se ha vuelto cercano a todos, a las mujeres y
a los hombres de todo tiempo, en sus vicisitudes de sufrimiento, ya sea inocente o
consecuencia del pecado. Y el sufrimiento es una parte fundamental, a veces dominante,
de la experiencia de la vida. Poder acercarlo e incluso unirlo al de Cristo es un
don inmenso para todos, poder incluirlo en un misterio abierto a la esperanza y a
la resurrección es un don divino para los creyentes.
Este año, la idea
de encomendar las meditaciones para el Vía Crucis del Papa en el Coliseo a una anciana
pareja de esposos ha sido bella, genial, haciéndola así también una etapa significativa
de la preparación al próximo encuentro mundial de las familias en Milán, a principios
de junio.
La Iglesia continuamente está comprometida en defender a la
familia, en un tiempo en que la mentalidad corriente tiende más bien a disminuir su
valor, sino incluso a ridiculizar la fidelidad y la estabilidad. Pero también es necesario
ayudarla con la propuesta de una espiritualidad fuerte, que la acompañe en las dificultades,
no sólo las materiales o las de las enfermedades, sino también aquellas –a veces más
profundas y dolorosas– de las relaciones entre los cónyuges, o de las incomprensiones
y fracturas entre padres e hijos, hasta la soledad de la viudez. Ayudar a quien ha
tenido el valor de constituir una familia a seguir creyendo siempre en la fuerza del
Amor. Por esto se hace el Vía Crucis de la familia, junto a Cristo, hacia la Pascua.