La alegría que deriva del amor no decae a la hora del sacrificio
(RV).- Al término de esta celebración, deseo dirigir un saludo cordial a todos los
presentes: a los Señores Cardenales, a los Hermanos Obispos, a los sacerdotes, a los
religiosos y a las religiosas y a todos los fieles.
Dirijo un saludo especial
al Comité organizador de la pasada JMJ de Madrid y al que está organizando la próxima
de Río de Janeiro; así como también a los delegados del Encuentro Internacional sobre
las Jornadas Mundiales de la Juventud, organizado por el Consejo Pontificio para los
Laicos, aquí representado por su Presidente, el Cardenal Riłko, y por su Secretario,
Mons. Clemens.
En nuestro idioma el Papa dijo (Audio)
Saludo
cordialmente a los jóvenes y demás peregrinos de lengua española, que participan en
la liturgia del Domingo de Ramos y en la Jornada Mundial de la Juventud de este año.
En particular, a los jóvenes madrileños acompañados por su Pastor, el Cardenal Antonio
María Rouco Varela. En el comienzo de la Semana Santa os invito a todos a participar
con fe y devoción en la celebración anual de los misterios de la Pasión y Resurrección
de Jesucristo y experimentar la grandeza de su amor, que nos libra del pecado y de
la muerte, y nos abre las puertas a la auténtica alegría. Feliz Domingo. Feliz Semana
Santa.
Y tras saludar en diversas lenguas, hablando en polaco Benedicto
XVI se dirigió de modo particular a los jóvenes presentes en la Plaza de San Pedro
así como a los reunidos en sus diócesis y parroquias. A todos ellos les recordó que
el lema de la Jornada Mundial de la Juventud que hoy se celebra a nivel diocesano
se inspira en el llamamiento de San Pablo: “¡Alegraos siempre en el Señor!”. Y afirmó
que “la alegría, que brota de saber que Dios nos ama, es un elemento central de la
experiencia cristiana. En un mundo marcado con frecuencia por tristeza e inquietudes,
es un testimonio importante de la belleza y de la fiabilidad de la fe”. Por esta razón,
antes de bendecirlos, los exhortó a ser “¡alegres testigos de Cristo!”.
Por
último, al saludar con gran afecto a los peregrinos de lengua italiana, especialmente
a los jóvenes, entre los cuales destacó la presencia de un numeroso grupo procedente
de la Diócesis de Brescia, llamándolos “queridos amigos”, el Papa les dijo que reza
para que en su corazón esté la verdadera alegría, que deriva del amor y que no decae
en la hora del sacrificio”. En fin, Benedicto XVI deseó a todos una buena Semana Santa
y feliz Pascua. (Traducción de María Fernanda Bernasconi – RV).