(RV).- La jornada del martes terminó en La Habana, donde el Papa llegó por la tarde
procedente de Santiago de Cuba. En la capital Benedicto XVI realizó una vista de cortesía
al presidente Raúl Castro en el Palacio de la Revolución. Un largo encuentro de más
de una hora que, según comunicó el portavoz padre Federico Lombardi, fue “muy significativo,
fuera de las formalidades, lo que permitió entrar en detalles de fondo. Un encuentro
sereno, muy cordial y de gran valor”.
El Pontífice y el presidente Raúl Castro
“hablaron de la condición actual que vive el pueblo de Cuba, de la situación del país
y de las aspiraciones de la Iglesia que cada vez tiene una vida más intensa en la
isla”. “La peregrinación de la Virgen de la Caridad por todo el país durante un año
y medio, antes del año jubilar, es una cosa que ha sorprendido profundamente a las
autoridades cubanas porque ha sido un signo de vitalidad de la Iglesia y de su calado
en la vida y en la sensibilidad de la población”. “Y esto ha llamado la atención y
estima de las autoridades hacia la Iglesia, poniendo las premisas para que se puedan
cumplir ulteriores pasos en este diálogo”.
Benedicto XVI hizo “una petición
muy específica: que el Viernes Santo, fundamental en la tradición religiosa de los
cubanos, sea día festivo. Igual como se hizo en el viaje de Juan Pablo II, cuando
se pidió hace 14 años que la Navidad fuera reconocida festividad para los cubanos”.
La presencia de nuevo del Papa en Cuba, como entonces, “es un momento de gracia
profundamente religioso, de ánimo que revitaliza y refuerza sobre todo interiormente
a la Iglesia, que vive actualmente un momento feliz, con el año jubilar y después
de la peregrinación de la Virgen de la Caridad del Cobre”.
El padre Lombardi
encontró “lógico y muy adecuado”, que el presidente de Venezuela Hugo Chávez, que
se encuentra en Cuba para tratamiento médico, “haya querido saludar al Papa, sin interferir
en la agenda pontificia”. Agenda que queda abierta ante un eventual encuentro con
el ex presidente Fidel Castro (ER-RV)